La ceremonia fue presidida el 29 de octubre por el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para la Causa de los Santos, en la Catedral Metropolitana de Medellín. Concelebró la Misa el Arzobispo de Medellín, Mons. Ricardo Tobón Restrepo, así como otros prelados y sacerdotes.
La arquidiócesis local informó que al evento asistieron “miles de personas” en lo que se considera un “hecho histórico que se vivió por primera vez en el país”.
Durante su homilía, el Cardenal Semeraro, destacó la “humildad” que caracterizó a la madre María Berenice y recordó que los teólogos consultores reconocieron esta virtud en múltiples ocasiones “durante el proceso de beatificación”.
“En esto, la Madre María Berenice, hoy beatificada, siempre tuvo como modelo a la Virgen María de la Anunciación, a quien dedicó la primera de las tres fundaciones religiosas: las Hermanas de la Anunciación. Ella misma vivía su vida cotidiana en la esencialidad, considerándose un ‘gusanito’, ‘basura’, ‘nada’”, dijo el cardenal.
La madre María Berenice buscó “día tras día, con dificultad, con sufrimiento, superando muchas pruebas” cómo responder a Dios, en medio de contrastes y malentendidos. Pero tuvo el “buen ejemplo” de María, remarcó el Purpurado.
Asimismo, remarcó que la nueva beata imitó a la Vrigen en la caridad hacia los pobres, que “estuvieron en el centro de su existencia y también, para que los pobres fueran ‘evangelizados’, fundó una familia religiosa”.
“Tenía, en particular, amor por los niños más pobres, a los que consideraba los favoritos del Señor”, recordó.
Durante la Misa, el Cardenal Semeraro leyó la carta apostólica en que el Papa Francisco declara la beatificación.
Después, señala la Arquidiócesis de Medellín, se llevaron sus reliquias hasta el altar y depositaron allí como signo de veneración.
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