"El amor mueve al sol y a las demás estrellas." – Dante
Los seres humanos somos los únicos que podemos facilitar el encuentro con los otros y los únicos que nos enamoramos de una forma totalmente consciente y personal. ¿Cómo llevar un buen noviazgo? Y sobre todo, ¿cómo llevar un buen noviazgo en una época llena de slogans donde todo está permitido?
Una de las épocas de mi vida que recuerdo es aquella a partir de los 13 años, cuando era testigo del inicio de las relaciones de noviazgo entre mis compañeras de colegio. Me encantaba oír las historias de cada una con las declaraciones de amor que les hacían los chicos.
Algunas hablaban de tener sólo unos días de ser novios, otras celebraban meses, mientras yo esperaba y esperaba a que eso sucediera en algún momento en mi vida. ¡Yo también quería tener un novio! En esos años, las relaciones sexuales a temprana edad o las relaciones sexuales sin casarse, todavía no se veían como asunto ‘normal’.
Somos novios
¿Cómo podrías definir tú la palabra noviazgo? El noviazgo, desde mi experiencia, es un tiempo de conocimiento mutuo y de trato más profundo entre un hombre y una mujer con vistas al matrimonio. Pero, ¿se piensa en el matrimonio a la edad de trece o catorce años? Sí y no. Veamos por qué.
Cuando un niño o una niña, ha tenido la dicha de nacer en un hogar cristiano practicante, recibirá desde su más tierna edad, la educación en las virtudes humanas. Dentro de estas virtudes, está la importante virtud o fuerza de la pureza y la castidad.
Es esta educación del pensamiento y del alma lo que motivará al jovencito o jovencita a esperar a tener más años y elegir, disfrutar estos importantes años de la adolescencia para conocer a muchas personas del sexo opuesto, y decidir esperar al noviazgo un poco más.
Por el contrario, cuando un niño o una niña no tienen esta educación, esta formación de la mente y el corazón estará ausente, de manera que es fácil que el joven o la joven se dejen llevar por sus instintos y sus emociones, sin saber exactamente qué es lo que se está haciendo.
Vivo en los Estados Unidos, y el porcentaje de embarazos más alto se da entre los adolescentes hispanos y los afroamericanos.La mayoría son jóvenes que no terminarán el bachillerato.
Por esto se hace muy importante que como padres, cada uno se forme, al darse cuenta de carecer de este conocimiento tan importante, como lo son las virtudes humanas.
Lo ideal es aprovechar las etapas a nivel cognitivo de un niño y adolescente para que cuando los hijos lleguen a la edad de 15, 16 o 17 años, la vida los encuentre preparados, informados y con la madurez necesaria para tomar una decisión tan importante ya que tener un novio, una novia, es comenzar a abrir la propia intimidad.
¿Qué es la intimidad?
Por medio del noviazgo, la persona, conoce otra parte de ella misma, hasta entonces desconocida. Abre su intimidad. Pero, ¿qué es la intimidad?
La palabra intimidad tiene su origen en el vocablo latino intimus. La intimidad siempre hace referencia a las personas, a los seres pensantes con conciencia de un «yo» que además es único e irrepetible.
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La intimidad es el núcleo oculto de cada persona, donde se toman las decisiones más propias e intransferibles. Cuando tenemos un amigo especial o una amiga con quien compartimos todo, estamos aplicando el adjetivo intimidad ya que conoce cosas nuestras que no comentaríamos con nadie más. Cuando te enamoras, la relación ya no es superficial sino «íntima». Por lo mismo, es importante conocer el concepto del amor.
¿Qué es el amor?
Los seres humanos somos los únicos que podemos facilitar el encuentro con los otros. También somos los únicos que nos enamoramos de una forma totalmente consciente y personal.
Pero, ¿qué es el amor? ¿qué hay detrás de esta hermosa palabra? Para San Agustín, el amor es una raíz que está dentro de cada uno. Por lo tanto, explica, que «ninguna cosa, sino el bien, podrá salir de tal raíz».
Para el Dr. Pedro Juan Viladrich, antiguo director del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad de Navarra, el amor, amar a alguien, significa dar por bueno, llamar bueno a ese algo o a ese alguien. Ponerse de cara a él y decirle: «Es bueno que existas, es bueno que estés en el mundo siendo precisamente lo que eres, pues en lo que eres, eres estimable, amable, y te apruebo».
El amor, además, es un movimiento de la voluntad activo, vivo, constructor, edificador, creativo y que siempre buscará hacerse el bien en la vida de esa persona que ocupa u ocupará el corazón. Enamorarse, pues, será empezar a ejercitar esa capacidad espiritual e inteligente de hacer el bien, a través de tus actos, a ese otro que tu corazón ha elegido.
Esto se hace paso a paso.
1- Quiero ser tu amigo. Sabemos que no basta con la atracción que se pueda sentir hacia la otra persona. Es importante que quieras su amistad antes que cualquier otra cosa, pues la etapa del enamoramiento, va a pasar. La dopamina en algún momento va a bajar. Es entonces cuando el verdadero amor comienza.
-1 Afirmación constante del amado. Estar enamorado es mostrar siempre una alegría única al verse. Es celebrarse los logros de cada uno y contribuir a la buena autoestima del otro.
2- Esfuerzo por conocerle. Dentro del método para parejas Gottman, una de las cosas que más se trabaja es la amistad de la pareja. Cuando alguien es muy amigo del otro, lo (o la) conoce.
3- Respeto de su libertad. Tener novio no significa que él pasará a ser tu propiedad o que toda tu vida girará en torno a lo que diga y haga. Un novio es un amigo, un compañero, un alma afín a la tuya y aquel que tú has elegido para asomarte por primera vez un poco al mundo de los adultos. Amiga, pide sabiduría siempre a Dios para que tu primera experiencia romántica sea uno de los recuerdos más memorables, iluminadores y maravillosos de tu vida. Sobre todo sea la experiencia que te abrió los ojos a ejercitar por primera vez.
4- Apostar por la castidad. El sexo está de moda. Ahora se ve normal conocerse, gustarse y enseguida dar el paso hacia la relación sexual. También hay cientos de novios que se dicen católicos y que viven juntos a los ojos de todos. ¿Qué pasa? No hay un conocimiento claro del noviazgo, de la fe católica y de la importancia de ser castos hasta que llegue el momento en que Dios bendiga esa unión.
En cambio, apostar por la castidad es apostar a caballo ganador porque permitirá que en el matrimonio una persona pueda entregarlo todo a quien quiere amar para siempre.
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