¿Solo es una fantasía? Algo similar también le ocurrió a un matrimonio español en 2020. Es un tesoro que recuerda a la parábola del Evangelio
Encontrar una perla en una almeja… uau. Eso sí que es suerte, ¿verdad? Algo que no merecemos, que es maravilloso y que aparece en nuestra vida por sorpresa. Un regalo.
Eso es lo que le ocurrió a Scott Overland estando de vacaciones en Delaware (Estados Unidos), ese pequeño estado del Noreste cuyas costas baña el Atlántico.
Scott fue a un restaurante con su familia y, junto con otros platos, pidieron unas almejas. Nada más lejos de su pensamiento que hallar un tesoro en el plato.
De repente, en una de las almejas encontró un bulto esférico. Era de color morado. Lo inspeccionó y rápidamente vio que se trataba nada menos que de una perla.
No es común encontrar perlas en la costa Norte del Atlántico. Las perlas naturales se han encontrado tradicionalmente en el Golfo Pérsico, el Golfo de Manaar, el Mar Rojo y en las costas de Japón y la India. Pero en Estados Unidos, no. Y en el plato de un restaurante, menos.
De hecho, Scott ha contado a los medios de comunicación que todos vieron «una hendidura en el caparazón» de una de las almejas, pero no le dieron mayor importancia. En cambio, cuando ya estaba comiendo, notó algo en la boca parecido a un caramelo. Luego comprobaría que coincidía con aquella hendidura del caparazón.
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