“Ciertamente, nuestra ofrenda es poca cosa, pero Cristo necesita de este poco. Nos pide poco, el Señor, y nos da tanto. Nos pide poco. Nos pide, en la vida ordinaria, buena voluntad; nos pide corazón abierto; nos pide ganas de ser mejores para acogerle a Él que se ofrece a sí mismo a nosotros en la eucaristía; nos pide estas ofrendas simbólicas que después se convertirán en su cuerpo y su sangre”, subrayó el Obispo de Roma.
Francisco afirmó también que en la Misa, “a través de los santos signos, la Iglesia hace continuamente presente el Sacrificio de la nueva alianza sellada por Jesús sobre el altar de la Cruz”.
“Fue el primer altar cristiano, el de la Cruz, y cuando nosotros nos acercamos al altar para celebrar la Misa, nuestra memoria va al altar de la Cruz, donde se hizo el primer sacrificio”, afirmó.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 28 de febrero de 2018
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