Cada año, miles de turistas visitan Cefalú que, con sus más de 13.000 habitantes, todavía hoy conserva el barrio de los pescadores, dispone de unas preciosas playas (la vecina Salinelle, de 3 kilómetros de recorrido) y ofrece un perfil paisajístico espectacular.
La joya de la corona es su catedral, de estilo normando, que también en este caso se denomina románico siciliano. Está dedicada a la Tranfiguración del Señor y es una construcción sólida de color arena, con dos grandes torres campanario.
En su interior cuenta con unos bellísimos mosaicos normando-bizantinos de fama internacional. El que ocupa el ábside es el Pantócrator. En torno a este y decorando también parte de la nave, los temas son la Virgen y arcángeles; los apóstoles y los evangelistas; ángeles, querubines y serafines; profetas, santos y diáconos, santos guerreros y los Padres de la Iglesia oriental y occidental. Cada uno de ellos aparece en piezas independientes, pero siempre sobre fondo dorado, lo que da idea de ámbito celestial.
Especialmente bonita es la celebración de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre ya que es la patrona de la ciudad.
Patrimonio de la Humanidad
Cefalú es Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco en el año 2015. Su catedral fue comenzada a construir por orden del rey Ruggero (Roger) II de Sicilia en el año 1131, un año después de su coronación.
La ciudad había sido aliada de los cartagineses pero en la primera guerra púnica fue ocupada por la pax romana. Se sabe que pagaba los impuestos a Roma con trigo y que recibió múltiples beneficios.
Gracias a su excelente clima, se construyeron termas y ha funcionado siempre como ciudad balnearia. Pueden visitarse los restos arqueológicos de la antigua ciudad de Cefalú y al mismo tiempo acogerse a varios planes de bienestar en los spas y baños que funcionan.
En su viaje a Cefalú el visitante puede también disfrutar de los paseos por el Parque Natural de Madonia así como de los viñedos y bodegas de la zona.
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