Clamor en Bolivia: ¡Perdón Dios por herir la Chiquitanía!

“El milagro de la vida. Alrededor no hay nada. Solo muerte y desolación,. Y en medio de esa desolación resurgiendo vigorizante la vida. Miren esta plantita en medio de esta nada que se levanta airosa como diciendo que todavía hay esperanza si nos responsabilizamos”.

El video (subido en redes por Campanas), y la voz en off de este presentador de Radio San José (Bolivia), es elocuente:

También las imágenes alrededor de la gran tragedia que afecta a la Chiquitanía, tierra misional Boliviana que desde hace semanas lucha contra el fuego (y en las últimas horas se ha sumado también la falta de agua).

Es en medio de este dolor y tragedia en la “casa común” -instancia que más allá de las miles de hectáreas consumidas por el fuego también ha dejado tres víctimas mortales- donde surgen todas estas situaciones. Aquí otra, reproducida por Campanas: bomberos que hacen una pausa para ponerse en manos de Dios antes de seguir combatiendo el fuego:

Un contundente Te Deum ecuménico

Es en este marco lleno de contradicciones y temores donde en los últimos días también se dio un clamor más que especial. Sucedió durante el Te Deum ecuménico vinculado al aniversario de Santa Cruz Basílica Menor de San Lorenzo Mártir.

Fue ahí donde el arzobispo de la localidad, monseñor Sergio Gualberti, junto a otros líderes religiosos de las iglesias cristianas que participan del diálogo ecuménico, esbozó un particular reflexión:

“Este año celebramos nuestras efemérides en un momento difícil por nuestro Departamento y nuestra Ciudad: por un lado, el clima de incertidumbre y tensión por la campaña electoral y por el otro, ‘la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto’ a causa de los incendios en la Chiquitania. Sufrimos y oramos por la pérdida de vidas humanas, los pueblos indígenas que han perdido todo, las heridas a nuestra casa común, la contaminación del aire y el agua y la devastación de varias especies de la flora y la fauna”.

Pero esto no quedó ahí, pues la ceremonia también se caracterizó por tener “un carácter penitencial pidiendo perdón al Dios de la vida y la creación por las graves heridas causadas a la naturaleza, la biodiversidad y a la población en Chiquitania”, tal cual esboza la web del Arzobispado.

En tanto, en medio de este clamor, otro gesto emotivo se dio cuando se ofreció el trabajo voluntario y sacrificado de quienes están dando su vida para apagar los incendios. Los “bomberos voluntarios ingresaron hasta el altar de la Catedral llevando plantines propios de la Chiquitania y rosones negros en las banderas como señal de luto por la muerte de su compañeros”.

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