
“Mientras la Ley prohibía tocar a los leprosos, Él se conmueve, extiende su mano y lo toca para curarlo. No se limita a las palabras, sino que lo toca. Tocar con amor significa establecer una relación, entrar en comunión, implicarse en la vida del otro hasta el punto de compartir incluso sus heridas”
Por todo ello, Papa Francisco explicó que el gesto de Jesús nos enseña que Dios no es indiferente: «Cristo no guarda la distancia de seguridad» y añadió: «se acerca con compasión y toca nuestra vida para sanarla».
Terminó su intervención recordando que aún en el mundo hay leprosos o hermanos que sufren «otras enfermedades y condiciones a las que, lamentablemente, se asocian prejuicios sociales».
Jesús nos anuncia que Dios no es una idea o una doctrina abstracta, sino Aquel que se «contamina» con nuestra humanidad herida y que no teme entrar en contacto con nuestras heridas
Terminó el Angelus recordando las dos transgresiones y pidiendo a todos los fieles que recordaran al comienzo de esta Cuaresma las tres palabras del cristiano: «Cercanía, Compasión y Ternura»

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