Desde el Convento Santa Teresa de Sucre (Bolivia) surgió una entrega de productos de la canasta familiar destinada al penal de San Roque en tiempos de pandemia
No es la primera vez que este centro penitencial sufre en “carne propia” los efectos del coronavirus. Ya durante la primera ola de la pandemia, a comienzos de 2021, la cárcel de San Roque ha tenido medio centenar de presos contagiados y algunos fallecidos, según recuerdan medios como Correo del Sur.
Esta situación ha llevado en ese momento a la decisión de “encapsular” por 15 días a la cárcel. Por ende, debido a esto, quedaron prohibidas las visitas y la entrega de encomiendas con alimentos.
Apoyo a los privados de libertad
Sin embargo, lejos de ser un hecho aislado lo sucedido a principios de 2021, recientemente, con el avance de la pandemia en el país, se tuvo que tomar una decisión similar.
Es ahí donde entran en juego un grupo de personas que saben muy bien de qué se trata eso del encierro y el aislamiento. Se trata de las carmelitas del Convento de Santa Teresa de la ciudad boliviana de Sucre. Desde ahí fue que partió la entrega de productos de canasta familiar como plátanos, panes, arroz y fideos. El motivo, recuerda una nota de Iglesia Viva, apoyar a los hermanos privados de libertad.
El agradecimiento
Fue la propia Pastoral Carcelaria de Sucre, encabezada por el padre José Miguel Marengo, la encargada de agradecer en nombre de los privados de libertad el apoyo de las hermanas de claustro.
Precisamente, en ese centro penitenciario desde el 14 de junio persiste el encapsulamiento para evitar que el virus ingrese a un sitio con alto hacinamiento. Es por eso que al igual que en la otra ocasión están prohibidas las visitas, habilitándose solo dos días los ingresos de alimentos sometidos de manera previa a una etapa de desinfección.
Mientras tanto, en medio del dolor que todo esto conlleva -estar preso, hacinado y “encapsulado”- aparece una vez más el rostro más amable y simpático en Bolivia. El mismo que no hace tanto ruido a nivel informativo, pero que está ahí y encarnado por religiosas de claustro, las verdaderas protagonistas de una donación bastante especial.
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