El P. Gilson, de 45 años, iba a cumplir en diciembre cinco años de haber sido ordenado sacerdote, pero estuvo hospitalizado durante algunas semanas con COVID-19 y murió por complicaciones de la enfermedad el 21 de agosto.
El presbítero perteneció a la asociación de fieles Missão Belém, que realiza una labor pastoral dirigida a la población sin hogar y químicamente dependiente. Esto se debe a que, antes de convertirse al catolicismo y ser ordenado, el P. GIlson vivió en carne propia la adicción a las drogas e incluso llegó a vivir en las calles.
“Con gran pesar comunicamos que nuestro querido y amado Padre Gilson Franklin dos Reis ha fallecido”, publicó la Misión de Belém en su página de Facebook, invitando a todos a unirse “en oración en este momento”.
En una entrevista con el periódico arquidiocesano “O São Paulo” en 2013, el P. Gilson, quien en ese momento aún no era sacerdote, contó que durante más de una década estuvo en el mundo de las drogas. Dijo que tomó un cigarrillo por primera vez a los 11 años, después de que sus padres se separaran. Durante la adolescencia consumió marihuana, cocaína y crack.
“El crack fue la devastación de mi vida y de mi familia: robé cosas de casa, viví en la calle en Cracolândia, hasta que un día pasó alguien, me dio una palmada en la espalda y me dijo 'mira, Jesús te ama'. Fue entonces cuando tuve la fuerza para levantarme y buscar ayuda”, dijo.
En 1998, Gilson pasó nueve meses en una clínica de recuperación de adicciones a las drogas en Rio Grande do Sul. Cuando regresó a São Paulo, consiguió un trabajo y comenzó a participar en las actividades de la Iglesia, siendo uno de los fundadores de un grupo que ayudó en la recuperación de jóvenes drogadictos.
Posteriormente, conoció al P. Gianpietro Carraro, quien en 2005 fundaría la Misión de Belém, iniciando así un “camino con un acompañamiento más serio, con una espiritualidad más fuerte”.
Entonces, “entendí que lo que buscaba desde los 11 años en las drogas, lo encontraba solo en Dios”, contó el P. Gilson.
Fue así que decidió seguir la vida misionera y ayudar a los adictos a liberarse. En ese momento, le dijo a “O São Paulo” que siempre que podía contaba su experiencia de vida y decía que Dios estaba “tomando a un hombre que era de Cracolândia y lo llevaba detrás del altar para ser sacerdote”.
Dijo que buscaba “enfatizar esto porque no somos diferentes” y, si este cambio se produjo en su vida, “otros hermanos pueden hacerlo, porque un hombre que tiene una meta llega a donde Dios quiere”.
“Tengo el deseo en mi corazón de ser sacerdote de los pobres, de mostrar con mi vida lo que Dios ha hecho”, dijo al diario de la Arquidiócesis de Sao Paulo.
El P. Gilson Frank fue ordenado sacerdote el 3 de diciembre de 2016. Fue uno de los primeros miembros de la Misión Belén.
El domingo 22 de agosto se celebró su Misa de exequias en la capilla Nossa Senhora Aparecida, en Brás, São Paulo.
Antes de la celebración, el P. Gianpietro Carraro dijo que “el Padre Gilson tiene un camino que es el emblema de la Missa Belém, su vida. Dios entró y lo hizo un sacerdote. Por tanto, el Padre Gilson es el símbolo de la Misión de Belém, lo que Dios hace cuando nos abrimos”.
Publicar un comentario