El tatuaje de Dios es descrito en el Antiguo Testamento, en el libro del profeta Isaías, donde se lee lo siguiente: “Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada” (Is 49,15-16).
El Papa Francisco, en su catequesis del 20 de febrero de 2019, reflexionando sobre el Padre Nuestro, recordó esta cita bíblica. Por ello, tras mencionar que “hoy están de moda los tatuajes”, explicó: El Señor se ha hecho “un tatuaje tuyo en las manos”, de modo que “yo estoy en las manos de Dios, así, y no puedo borrarlo”.
“Este es el amor perfecto de Dios, así nos ama. Si todos nuestros amores terrenales se desmoronasen, y no quedase nada más que polvo, siempre queda para todos nosotros, ardiente, el amor único y fiel de Dios”, añadió.
Más adelante, el Santo Padre enfatizó que este amor divino “permanecerá siempre” y “está al alcance de la mano”. Por lo tanto, animó a invocar a Dios como “Padre Nuestro, que estás en los cielos”, para que ese amor venga. Asimismo, invitó a no tener miedo, porque no estamos solos.
“Si, hasta por desgracia, tu padre terrenal se hubiera olvidado de ti y tú quizás sintieras rencor por él, no se te niega la experiencia fundamental de la fe cristiana: saber que eres un hijo amadísimo de Dios y que no hay nada en la vida que pueda extinguir su apasionado amor por ti”, concluyó.
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