Al ser expulsado del seminario, el padre David Jasso pasó a ser un exitoso directivo de futbol en el Club Rayados de Monterrey, en México; y después, Dios le concedió ser sacerdote.
Esta salida del camino del sacerdocio lo llevó al mundo profesional del futbol en México. Esta expulsión significó un duro golpe en su vida, sueños y anhelos. David pensó que nunca más volvería al seminario y que su vida ya no tenía rumbo, ni metas.
«Me expulsaron porque no cumplía con el perfil. A lo largo de la formación hay varios momentos de revisión de vida y consideraron, los padres formadores, en ese momento, que yo no tenía vocación, que me faltaba madurar algunos aspectos de mi vida y que el perfil que yo tenía no correspondía a lo que se buscaba», expresa para Aleteia el sacerdote David Jasso.
De seminarista a gerente de un equipo de futbol
Sin pensarlo, sin imaginarlo, sin planearlo, después de ser expulsado del seminario, Dios lo llevó al Club Rayados de Monterrey hasta convertirse en gerente y vivir una de las mejores épocas de oro del club de futbol, en el norte de México.
En esta época convivió con figuras del futbol mexicano, como Jesús «el cabrito» Arellano, Aldo de Nigris, Sebastian «el loco» Abreu, Victor Manuel Vucetich, Miguel Herrera y Ricardo Antonio Lavolpe, entre muchos más.
Tenía el acceso a toda una institución poderosa del futbol mexicano y se codeaba con los futbolistas más famosos de toda la liga mexicana. Su talento y habilidades lo llevaron a tocar el cielo del futbol y pasó de ser un seminarista desconocido a un líder dentro del club.
«Cada vez que salíamos al campo, rezábamos un padrenuestro y un avemaría. Me acuerdo haber ayudado a Sebastián “loco” Abreu a restaurar una imagen de la Virgen que traía por todos lados», así recuerda el Padre David cómo su fe seguía intacta.
Los medios de comunicación resultaron ser para David un medio propicio para el éxito y la fama. Se movía como pez en el agua en ellos y descubrió una fascinación y una facilidad para dominar las relaciones públicas, el marketing, las cámaras de televisión y los micrófonos de prensa. Estaba anonadado, impresionado e impactado por las mieles del futbol.
«Siempre estuvo latente la semilla de la vocación. Había momentos de mucho llamado y otros de nada. Tuve novias, me divertí, viajé, disfruté como cualquier persona».
Padre David
Había quedado atrás la vida del seminario y los momentos de oración eran casi nulos por la vida intensa y el trajín del futbol. La sotana había sido cambiada por el traje formal de directivo; y los salones del seminario, por las oficinas, canchas y estadios de la liga mexicana.
Tan dorados fueron estos años para David Jasso que sus años del seminario estaban quedando en el olvido. La fama, el poder, las fiestas y su noviazgo lo tenían en un estado de fascinación, pero a pesar de esto, algo latía en su corazón; la vela del llamado vocacional al sacerdocio aún no se apagaba totalmente.
«Estuve 10 años fuera del seminario, de los cuales, siete trabajé con los Rayados, y tres años tuve un negocio propio. Fue ahí en donde hice un discernimiento más profundo», relata con emoción para Aleteia.
Regreso a casa
Al paso de los años y los campeonatos, David no se sentía totalmente pleno ni dichoso. Tal vez era el momento de regresar al seminario, pero David Jasso se resistía. Al paso del tiempo, dejando atrás el Club Monterrey y finalizando un ciclo en la institución regiomontana, David tuvo el anhelo de emprender su propia empresa y fue entonces cuando el llamado de Dios al sacerdocio llegó más fuerte.
«No fue fácil regresar porque me habían expulsado. Yo toqué la puerta del seminario, no fue fácil, no había obispo en ese momento y tardaron un año en aceptarme. Entré condicionado y, aunque ya habían pasado 10 años, ahí seguían los expedientes; pero finalmente me ordenaron sacerdote», comparte con una sonrisa.
Photo Courtesy of David Jasso
Corazón abierto
Ya de regreso como seminarista, enfrentó una grave enfermedad congénita que lo llevó a una cirugía de corazón abierto. El miedo hacía mella en su alma, pero su devoción a la Virgen María de Guadalupe lo inundó de paz, fe y esperanza para enfrentar esta cirugía.
Las pruebas aún no terminaban para el seminarista, ya que meses después, su papá enfermó y falleció, llevando al seminarista a forjarse en la paciencia y a entender esta etapa de su vida como el crisol de su alma y vocación.
Hoy David ya fue ordenado sacerdote y se ha convertido en un hacedor de sueños al servicio de la Iglesia, pues ha servido tanto en la arquidiócesis de Monterrey, como en el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) y en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), obedeciendo a obispos y superiores.
Sabiendo los obispos de las capacidades y talentos del sacerdote, le han encomendado varias tareas y responsabilidades desde el primer día de ser ordenado.
El padre David Jasso, con más de cuatro años de ser ordenado, se distingue por su trato amable y por su experiencia en la comunicación, el marketing y el futbol, que hoy aplica en todas sus tareas y responsabilidades asignadas.
Pasó de ser un expulsado del seminario, a ser un sacerdote al servicio de la Iglesia católica.
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