Buenos Aires (Agencia Fides) - En el verano del hemisferio sur, miles de jóvenes católicos parten de misión para llevar las Buenas Nuevas a lugares aislados y poco servidos a nivel pastoral. Para fortalecer su preparación, la Comisión Juvenil de la Archidiócesis de Buenos Aires ha preparado un “Manual práctico para el misionero”, una guía que recuerda el papel del misionero y ofrece valiosos consejos y materiales útiles para visitas a hogares y comunidades, como catequesis, oraciones y bendiciones. Cristian Reineri Rossi, uno de los nueve jóvenes autores, junto con dos sacerdotes y un seminarista, explica a la Agencia Fides que se trata de un folleto de bolsillo imprimible de 12 páginas: “Nuestro objetivo es cultivar la espiritualidad de los jóvenes, así como proporcionar contenidos didácticos y experienciales que pueden profundizar con sus compañeros, con un lenguaje actual”. Dice el joven enfatizando que “los jóvenes piden una formación integral”. El manual está “diseñado para jóvenes misioneros novatos”, ilustra y ha sido preparado “consultando a jóvenes de entre 17 y 35 años con experiencia misionera”.
Además existe un portal web lleno de herramientas para la organización y animación de las misiones juveniles. Las misiones son un instrumento vital para la Iglesia en América Latina, ya que contribuyen a la catequesis y la evangelización de lugares remotos de difícil alcance para los sacerdotes. Al mismo tiempo, son una oportunidad preciosa para crecer en la fe y en el apostolado de los mismos jóvenes.
Los jóvenes se preparan con un camino en el que, con reuniones y retiros, se forma “el grupo misionero” parroquial o diocesano. Por lo general, comienzan con un “mandato misionero” del Obispo. Es una aventura para los jóvenes, viajar juntos, recorrer largas distancias, acampar en los prados de las casas parroquiales o escuelas, y visitar a la gente del lugar, ofreciendo con gran respeto, a los creyentes o no, la escucha (a menudo la mayor necesidad), compartiendo historias de la vida, sueños y problemas, ofreciendo, si es necesario, una palabra de consuelo y la Palabra de Dios.
Una parte de la misión, que dura entre tres y 15 días, es la catequesis y la animación de niños y jóvenes, a través de juegos y actividades educativas, en una especie de “oratorio de verano”. La comunidad católica está involucrada en las celebraciones de la tarde (celebraciones de la Palabra, si no hay un sacerdote presente) y la de la ciudad, en la fiesta de la última noche. Don Nicolás Retes, a cargo de la pastoral juvenil en Buenos Aires, estima que hay alrededor de 40 grupos misioneros activos en la archidiócesis, cada uno compuesto por una cantidad de jóvenes de 10 a 50, a partir de los 16 años. El sacerdote comenta a la Agencia Fides que, en general, las misiones se llevan a cabo durante la Semana Santa, en Adviento, durante las vacaciones de verano y, a veces, en las de invierno, en julio. Antes de Navidad, por ejemplo, 25 jóvenes de su parroquia fueron a Agustoni, un pueblo de 200 habitantes a 500 km de Buenos Aires, en la provincia de La Pampa, para vivir una emocionante experiencia misionera. (SM) (Agencia Fides 1/2/2018)
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