miércoles, 30 enero 2019
GL
Port Moresby (Agencia Fides) – “Desesperación, precario estado de salud, autolesiones… es lo que me encontré en Lorengau, en la isla de Manus y en el Hospital Internacional del Pacífico (PAH) de Port Moresby, donde se encuentran los refugiados y solicitantes de asilo”, escribe el padre Giorgio Licini, misionero del Instituto Pontificio para Misiones Extranjeras (PIME), y Secretario General de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, en una carta abierta enviada al Primer Ministro de Papúa Nueva Guinea, Peter O'Neill.
En la carta enviada a la Agencia Fides, el Secretario General expresa su profunda preocupación por la situación de grave inseguridad de estos refugiados que, a diario, intentan suicidarse o se autolesionan gravemente: “Se han registrado tres casos en los dos días que estuve en Manus”, escribe en la carta abierta enviada a O'Neill. “Le invito a hacer una visita rápida al Hospital donde encontrará instalaciones bien cuidadas y a un personal amable y profesional que atiende una veintena de refugiados y solicitantes de asilo en un deplorable estado de salud mental, además de trastornos cardíacos y respiratorios, insuficiencia renal, fracturas…”.
“El hospital y el sistema de salud de Papúa Nueva Guinea no pueden hacer frente a este tipo de pacientes. Los extranjeros en Manus y otras ciudades de Port Moresby no han cometido ningún delito contra el pueblo o el estado de Papúa Nueva Guinea. Su detención, decretada por el gobierno de Australia, se remonta a julio de 2013 y febrero de 2014, tras su llegada como migrantes irregulares en la costa australiana”, explica el padre Licini. “Después de seis años, la incertidumbre sobre su futuro, el rechazo de sus solicitudes y las peticiones de reasentamiento y la duración del proceso de revisión, han agravado sus condiciones mentales. La situación comenzó a ser alarmante en septiembre de 2018. Las autolesiones y los intentos de suicidio, debido a la depresión y la desesperación, son ahora mucho más frecuentes”, señala.
En nombre de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, el Secretario escribe: “Le insto, señor Primer Ministro, a que intervenga de inmediato. Al igual que en 2013 aceptó ofrecer ayuda al gobierno australiano de Kevin Rudd y a los propios refugiados, ahora es el momento de intervenir y dar un plazo a las autoridades de Canberra para reubicar a todos los refugiados y solicitantes de asilo presentes en nuestro país. Si no pone un freno, las personas con trastornos mentales continuarán aumentando en las próximas semanas y meses. ¿Quién los cuidará? Se arriesgan al rechazo total por cualquier tercer país. Es impensable que sean tratados y asistidos en Papúa Nueva Guinea y pasen el resto de sus vidas aquí, en total abandono y pobreza”.
(AP) (30/1/2019 Agencia Fides)
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