Santa María in Vallicella es una de las iglesias más bellas de la Ciudad Eterna
En una de las grandes calles principales en Roma, precisamente en la calle Vittorio Emanuele II, se encuentra la iglesia de Santa Maria in Vallicella, uno de los templos barroco más bello de la Ciudad Eterna.
Denominada en “Vallicella” (pequeño valle), por la presencia justamente de un pequeño valle en toda esa zona.
También es llamada Chiesa Nuova (Iglesia Nueva), aunque muy nueva no es, ya que tiene casi 4 siglos. La llamaron así para diferenciarla de la pequeña iglesia medieval que se encontraba antes en el mismo lugar.
La Virgen de la Vallicella
Se cree que la fundó Gregorio Magno a finales del siglo VI, para conservar la imagen milagrosa de la Virgen con el Niño, también conocida como “Virgen Vallicelliana”.
La Virgen que antiguamente estaba colocada en la pared de un baño público, sangró cuando alguien la golpeó con una roca, este fue el primer milagro.
El segundo milagro ocurrió cuando estaban reestructurando la iglesia, la Virgen sostuvo una parte del techo que casi cae sobre los fieles presentes en misa.
Maria Paola Daud | Aleteia
La Chiesa Nueva
En 1551 San Felipe Neri fundó la Confraternidad de los peregrinos y de los Convalecientes con el fin de ofrecer ayuda y asistencia a los muchos peregrinos que llegaban a Roma.
Y en 1575 la iglesia fue donada por papa Gregorio XIII a san Felipe Neri en agradecimiento por su gran trabajo pastoral. Con la ayuda del papa y del cardenal Cesi, hizo construir la “iglesia nueva”, que fue consagrada en 1599.
Una verdadera joya barroca
La iglesia es una verdadera joya de arte. Las obras fueron confiadas a grandes artistas como: Matteo di Città di Castello. Domenico Fontana, Giovanni Antonio Dosio, Martino Longhi il Vecchio, Giacomo della Porta, Carlo Maderno ,Pietro da Cortona y Rubens que realizó el mágnifico entorno para colocar la antigua imagen de la Virgen Vallicelliana.
En las paredes laterales del presbiterio se encuentran dos pinturas también realizadas por Rubens: los santos Gregorio Magno, Papia y Mauro (a la izquierda) y los santos Flavia Domitilla, Nereo y Aquiles (a la derecha).
Los restos de “Pippo buono”
A la izquierda del altar se encuentra una preciosa capillita donde descansan los restos de “Pippo bbono”, como cariñosamente llaman los romanos a san Felipe Neri.
Se dice que una de las paredes de la capilla es la de la habitación donde murió el santo.
Un gran cuadro adorna el altar y representa al santo orando a la Virgen de la Vallicella.
Es aquí en esta iglesia junto al tan querido “oratorio de los filipinos”, que descansa el espíritu alegre de un santo que tenía su “corazón en llamas”.
Que siendo “fiorentino” (de Florencia), amó tanto a Roma que no descansó hasta poder sacar a todos los niños huérfanos de sus calles, para darles una vida mejor, para que crecieran amando a Cristo.
Allí delante su tumba todavía se puede escuchar su frase más conocida, como admonición: “Sean buenos…si pueden”
Fuente: vallicella.org
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