“Al encontrarme en la ciudad de San Francisco, no puedo dejar de hablar de la pobreza. Desarrollar una economía inspirada en él significa comprometernos a poner a los pobres en el centro. Empezando por ellos, nos fijamos en la economía; a partir de ellos, miramos el mundo”, dijo el Papa Francisco el 24 de septiembre durante su discurso a los jóvenes.
El Santo Padre recordó que “no existe una ‘Economía de Francisco’ sin respeto, cuidado y amor por los pobres, por cada persona frágil y vulnerable –desde su concepción en el seno materno hasta el enfermo discapacitado, hasta el anciano en dificultad–”.
“Yo iría aún más lejos: una economía de Francisco no debe limitarse a trabajar para o con los pobres. Mientras nuestro sistema ‘produzca’ descartados, y operemos de acuerdo a este sistema, seremos cómplices de una economía que mata”, acotó.
El llamado del Papa a cambiar la economía mundialDurante el encuentro realizado en el Teatro Lyrick de Asís con personas procedentes de más de 100 países, el Papa les dijo que “con la ayuda de Dios” y viendo el mismo llamado en otros jóvenes, podrán “cambiar un sistema enorme y complejo como la economía mundial”.
“Nuestra generación les ha dejado un rico patrimonio, pero no hemos sabido proteger el planeta y no estamos asegurando la paz. Estánllamados a convertirse en artesanos y constructores de nuestra casa común, una casa común que ‘se está arruinando’”.
El Pontífice les recordó que una “nueva economía inspirada en Francisco de Asís puede y debe convertirse en una economía de amistad con la tierra y una economía de paz”.
“Son muchas las personas, empresas e instituciones que están haciendo una reconversión ecológica. Tenemos que seguir adelante en este camino y hacer más. La tierra arde hoy, y hoy debemos cambiar, en todos los niveles”, aseguró.
En Papa también se refirió a la necesidad de abandonar los combustibles fósiles y a hacer sacrificios en estilos de vida que “siguen siendo insostenibles”.
La apuesta por una economía centrada en los pobresEl Papa explicó a los presentes que no todas las soluciones ambientales tienen los mismos efectos sobre los más pobres, por lo que “deben preferirse aquellas que reducen la miseria y la desigualdad”.
“Mientras buscamos salvar el planeta, no debemos descuidar a los que sufren. El dióxido de carbono no es la única contaminación que mata; la desigualdad también daña fatalmente a nuestro planeta”, resaltó.
El Papa recordó la figura de San Francisco de Asís, quien “amaba no solo a los pobres sino también a la pobreza misma”.
“Francisco fue a los leprosos no tanto para amarlos sino porque quería hacerse pobre como ellos. Siguiendo a Jesucristo, se despojó de todo para hacerse pobre con los pobres. De hecho, la primera economía de mercado nació en el siglo XIII en Europa a través del contacto diario con los frailes franciscanos, amigos de los primeros comerciantes”.
“Esa economía ciertamente creaba riqueza pero no despreciaba la pobreza. Nuestro capitalismo, en cambio, quiere ayudar a los pobres pero no los respeta; no comprende la paradoja de la bienaventuranza: ‘Bienaventurados los pobres’ (cf. Lc 6,20)”, agregó.
En ese sentido, el Papa Francisco instó a combatir la pobreza “creando trabajo digno”.
“Todos nosotros, incluidos los empresarios y los economistas, debemos comenzar: viviendo las paradojas evangélicas de Francisco”, enfatizó.
“En la época medieval, el movimiento franciscano pudo crear las primeras teorías económicas e incluso los primeros bancos para los necesitados (“Monti di Pietà”), porque miraba al mundo con los ojos de los más pobres entre los pobres”, agregó el Papa.
El Santo Padre aseguró a los jóvenes que “mejorará la economía si miran las cosas desde la perspectiva de las víctimas y los descartados”.
“Para tener los ojos de los pobres y de las víctimas, es necesario conocerlos, ser sus amigos. Y créanme, si ustedes se hacen amigos de los pobres, compartirán su vida, tendrán una participación en el Reino de Dios, porque Jesús dijo que de estos es el Reino de Dios”, dijo.
Al final de su discurso, el Papa recordó que “sin un trabajo digno y una remuneración justa, los jóvenes no llegarán a ser adultos de verdad y la desigualdad aumentará”.
“Es posible, a veces, que una persona sobreviva sin trabajo pero no vive bien. Así que mientras creas bienes y servicios, no olvides crear trabajo, buen trabajo y trabajo para todos”, concluyó.
Al final del encuentro, el Papa Francisco procedió a la lectura y firma del “pacto” de la Economía de Francisco, y pronunció una oración final antes de regresar al Vaticano.
Oración final del encuentro “Economía de Francisco”“Padre, te pedimos perdón por haber dañado la tierra, por no haber respetado las culturas indígenas, por no haber valorado y amado a los más pobres de los pobres, por haber creado riqueza sin comunión. Dios vivo, que con tu Espíritu has inspirado el corazón, las manos y la mente de estos jóvenes y los has enviado por el camino de la tierra prometida, mira con bondad su generosidad, su amor y su deseo de dedicar su vida a un gran ideal. Bendícelos en sus empresas, estudios y sueños; acompáñalos en sus dificultades y sufrimientos, ayúdalos a transformar sus dificultades y sufrimientos en virtud y sabiduría. Apoya su anhelo por el bien y por la vida, levántalo frente a las desilusiones por los malos ejemplos, déjalo que se desanime pero en cambio que continúe en su camino. Tú, cuyo Hijo unigénito se hizo carpintero, concédeles la alegría de transformar el mundo con amor, ingenio y manos. Amén”.
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