Francisco hizo esta petición durante la audiencia que concedió a la delegación de la Diaconía Apostólica de la Iglesia de Grecia este lunes 25 de febrero en el Vaticano.
En su discurso, el Santo Padre destacó que “la colaboración entre la Diaconía Apostólica y el Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos dura desde hace más de quince años”. Durante este tiempo “han visto la luz muchos proyectos culturales y educativos dignos de elogio”.
“Es un buen ejemplo de lo fructuoso que es que católicos y ortodoxos trabajen juntos. En el camino recorrido, quienes organizaron las iniciativas y quienes se han beneficiado de ellas, principalmente los jóvenes estudiantes de nuestras Iglesias, han experimentado que lo que tenemos en común es mucho más que lo que nos mantiene alejados”.
Por ello, “hacer cosas juntos ayuda a redescubrirse como hermanos. Los jóvenes nos enseñan a no permanecer prisioneros de las diferencias, sino a encender el deseo de caminar juntos, soñando con superar las dificultades que impiden la plena comunión”.
“Depende de nosotros continuar caminando juntos, haciendo juntos, para redescubrirnos hermanos. Paso a paso, en las cosas que hacemos, podemos vislumbrar, con la ayuda de Dios, su presencia de amor que nos une en una comunión cada vez más fuerte”.
El Pontífice pidió la gracia de caminar “no cada uno por su senda, persiguiendo sus propias metas, como si el otro fuera solo uno que la historia ha puesto a mi lado, sino como hermanos que la Providencia ha hecho que se encontraran y que avanzasen juntos hacia el único Señor, llevando los unos los pesos de los otros, alegrándose los unos por los pasos de los otros
El Papa señaló que también la pastoral familiar puede favorecerse de esa colaboración entre ortodoxos y católicos y, al mismo tiempo, convertirse en un campo fecundo a esa cooperación, para lo cual “requiere ser cultivado con pasión y urgencia”.
“En esta época, caracterizada por cambios muy rápidos en la sociedad, que repercuten en una creciente fragilidad interior, las familias cristianas, a pesar de pertenecer a diferentes áreas geográficas y culturales, se ven afectadas por muchos desafíos similares”.
“Y nosotros estamos llamados a estar cerca de ellas, a ayudar a las familias a redescubrir el don del matrimonio y la belleza de custodiar el amor, que se renueva cada día en un intercambio sincero y paciente y en la fuerza humilde de la oración”.
El Papa finalizó su discurso afirmando que “estamos llamados a estar cerca también allí donde la vida familiar no se desarrolla según la plenitud del ideal evangélico y no se lleva a cabo en la paz y la alegría”.
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