Los obispos argentinos piden un gran acuerdo nacional ante las próximas elecciones

(Aica) Además del acto religioso central en el templo porteño, hubo tedeum por los 209 años de la Revolución de Mayo en catedrales y otros templos importantes de las diócesis del país.

Card. Mario Aurelio Poli (Buenos Aires y vicepresidente primero de la CEA): 

«Sí, un Gran Pacto de honor, capaz de una dirigencia que trasmita esperanza objetiva a nuestro pueblo, jerarquizando la política y trazando puentes fraternos en nuestra sociedad, que no está hecha para la división y no se acostumbra a vivir en la confrontación, sino que aspira a una convivencia en paz, en justicia, con educación y trabajo, y quiere recuperar la alegría de sentirse en su tierra«

Mons. Carlos Humberto Malfa (Chascomús y secretario general de la CEA): 

«La Argentina necesita que nos tratemos como hermanos, ejercitándonos permanentemente en un diálogo que exige capacidad de escucha y respeto por la dignidad del otro… Nuestro tiempo reclama ‘un acuerdo para vivir juntos, un pacto social y cultural’ que plasme y sirva de hoja de ruta hacia el país que queremos ser. El protagonista será sin duda el pueblo y su cultura, soberano y artífice de su historia». 

Mons. Víctor Manuel Fernández (La Plata): 

«Un gran desafío de la política es lograr consensos, pero en torno a los últimos de la sociedad, lograr acuerdos, pero ¿para qué? Sobre todo, en primer lugar, para levantar a los caídos, para dar una vida digna a los que no la tienen, para recuperar e integrar a los descartados. Ese es el gran consenso y quizás el único realmente posible».

Mons. Andrés Stanovnik OFMCap (Corrientes): 

«Renovamos el grito de ¡libertad!, y comprometemos todo nuestro esfuerzo en continuar trabajando por una sociedad cada vez más libre, más justa y fraterna, dispuesta al diálogo sincero, y empeñada en promover el bienestar de todos, empezando siempre por los más pobres y postergados»

Mons. Agustín Radrizzani SDB (Mercedes-Luján): 

«Debemos reflexionar sobre nuestro presente y proyectar juntos, en común unión, una Argentina que tenga en cuenta a todos, prestando especial atención a los niños nacidos y por nacer, a sus madres, a los adultos mayores y los desamparados. No debemos olvidar asimismo el compromiso con los valores republicanos que sustentan nuestra vida pública».

Mons. Juan Alberto Puiggari (Paraná): 

«Es el momento de derribar muros y crear puentes. Buscar soluciones a los conflictos pensando siempre en el bien común, apostando a la vida, a toda vida, al diálogo, al respeto, a la dignidad y a la libertad de toda persona».

Mons. Eduardo Eliseo Martín (Rosario): 

«Necesitamos ayudarnos los unos a los otros, necesitamos dialogar, necesitamos buscar consensos mínimos para caminar juntos, buscando siempre el bien de todos, el bien de nuestros hermanos, sobre todo el de los más frágiles, de los que tienen menos posibilidades».

Mons. Ramón Dus (Resistencia): 

«Estamos llamados a ser protagonistas de un cambio. Constructores del futuro, para comprometernos en el trabajo por nuestra Nación. Ser luchadores por el bien común, servidores de los pobres, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial y ser protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio al bien común».

Mons. Jorge Eduardo Lozano (San Juan de Cuyo): 

«Renovemos entonces el deseo de sembrar semillas que nos lleven a la justicia y la paz. Pensemos que la sabiduría popular nos advierte que ‘quien siembra vientos, cosecha tempestades’. Protejamos los brotes nuevos del trigo que va creciendo en niños y jóvenes, y seamos generosos en la siembra»

Mons. Gabriel Barba (Gregorio de Laferrere): 

«Vamos a pedirle a la Virgen de Luján que nos ayude a construir una patria para todos, ¡una Patria para todos!, donde la vida, digna, desde la concepción hasta la muerte natural, pero en todo su recorrido, sea digna en trabajo, sea digna en techo, sea digna en educación, sea digna en justicia, no solamente las cárceles para los pobres o la justicia para los que lo pueden pagar».

Mons. Jorge Lugones SJ (Lomas de Zamora): 

«Es importante pedir la gracia de la paz de Jesús, que es una paz en la acción, una paz que tiene esperanza… Que como país vivamos un sentido de Patria, cada uno de nosotros en esta casa de la Madre, y que la Madre con estos colores de la Patria nos cuide, nos guarde, nos bendiga y nos ponga con su Hijo».

Mons. Gabriel Mestre (Mar del Plata): 

«Los padres de la Patria fueron capaces de cimentar nuestra vida ciudadana de forma sólida porque derribaron los muros de los intereses mezquinos y construyeron los puentes del bien común de la Nación… Mirando el futuro de nuestra Patria necesitamos construir puentes y derribar muros». 

Mons. Jorge Vázquez (Morón): 

«La Iglesia de Morón, haciendo suya la esperanza del pueblo peregrino, sus gozos, sus luchas, sus sufrimientos, los anhelos de todos; hoy se pone nuevamente en camino y quiere asumir como Vos lo hiciste el don y la tarea de ser Pueblo de Dios que escucha anuncia y se compromete».

Mons. Ariel Torrado Mosconi (Nueve de Julio): 

«Un individualismo insensible e indiferente a las necesidades de los demás, ha llegado a ser una combinación letal contra el bien común y los más necesitados. Por todo esto, el reencuentro entre los argentinos reclama un cuidarnos mutuamente, una custodia recíproca, que nos haga crecer y fortalezca, en vez de ahondar oposiciones y debilitarnos como conjunto social». 

Mons. Sergio Buenanueva (San Francisco): 

«Forma parte de la dinámica de toda sociedad plural y democrática que se active la pirotecnia verbal en tiempos electorales. Es parte del folclore electoral. Pero, en un punto, puede volverse insoportable si solo consiste en lanzarse piedras a la cara y no va más allá, al territorio de las ideas, de los proyectos, de las construcciones consensuadas».

Mons. Santiago Olivera (obispo castrense): 

«Nos sentimos heridos y agobiados como Pueblo y también lo experimentamos como Fuerzas Armadas, (Virgen María) precisamos tu alivio y fortaleza para ser una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad. Ruega por nosotros ahora, y concédenos el don inestimable de la paz, para que, superando odios y rencores, sabiéndonos hermanos, transitemos caminos de encuentro, de perdón y reconciliación».

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