El Castillo de San Carlos: Una historia oscura a pleno sol

Su objetivo era proteger el paso que une el Lago de Maracaibo con el golfo de Venezuela. Rodeado de mar y luz por todas partes, es difícil imaginar la tortuosa historia que alberga entre sus muros.

En los años 1600, los piratas atacaban inmisericordemente a Maracaibo, una ciudad siempre pujante y próspera, que abría la entrada a tierra firme. Fue varias veces saqueada por los filibusteros. La idea de los españoles de construir una fortaleza, durante esa etapa colonial, era justamente la defensa del territorio.

La península de San Carlos fue el lugar escogido para levantar la fortificación, la cual se alzó imponente en 1623 construida a base de roca caliza. Al castillo lo llamaron San Carlos de La Barra por encontrarse ubicado en la península de San Carlos, a la entrada de la barra de Maracaibo.

FUERTE SAN CARLOS
Harold Hidalgo-(CC BY-SA 2.0)

Piratas a la barra

De poco sirvió para detener al pirata Jean David Nau “El Olonés” quien en 1666 se presentó en la boca del lago de Maracaibo con una flota de 8 naves y 650 hombres y, en menos de tres horas, doblegó las resistencias del castillo armado con 16 cañones..

En 1669 llegó otro bandolero de los mares, el famoso pirata Henry Morgan, una maniobra de la cual a duras penas logró escapar. El 23 de febrero de 1679,  después de una incursión del pirata Grammont, se hizo inminente la fortificación de las tres barras; por lo que ese día, y con la participación de los vecinos, se inicia el proceso de reforzamiento del Castillo de San Carlos, en el actual Municipio Insular Almirante Padilla del Estado Zulia.

Otras de las peripecias que involucran al castillo tuvo lugar en 1823, cuando fue atacado y tomado por la escuadra comandada por el almirante José Prudencio Padilla en lo que se conoce como el Forzamiento de la Barra de Maracaibo. Ello permitió a los navíos patriotas entrar al lago y enfrentarse a la flota realista en la célebre Batalla naval del Lago de Maracaibo.

Bloque naval contra Venezuela: el protagonismo del castillo

En 1903 el presidente de Venezuela, Cipriano Castro, declaró públicamente que no pagaría la deuda que tenía el país con varios países de Europa. Los gobiernos europeos comenzaron un bloqueo naval a fin de forzar el cumplimiento de los compromisos.

El 17 de enero de 1903, un buque de bandera alemana  que custodiaba el bloqueo encalló cerca del castillo y quedó en la mira de sus cañones. Había bancos de arena en las aguas circundantes y los europeos no los conocían bien. Recibió disparos y quedó inhabilitado.

Pero el 20 de enero de 1903, llega procedente de Puerto Cabello otro buque de guerra en relevo del averiado, para realizar al día siguiente un bombardeo de ocho horas de duración al indefenso pueblo de San Carlos ocasionando cerca de 40 muertos.

FUERTE SAN CARLOS
Wilfredor-(CC BY-SA 3.0)

Tenebrosa prisión

El castillo terminó en lugar de reclusión para adversarios políticos de los gobernantes de facto que por aquellos tiempos fueron poderosos tiranos. Cipriano Castro llevó allí a muchos de ellos y luego lo hizo, igualmente, Juan Vicente Gómez, un dictador que mandó en Venezuela a sus anchas por 27 años.

Allí estuvieron presos y torturados venezolanos muy ilustres, desde militares, pasando por intelectuales, estudiantes, políticos, editores, abogados y poetas.  Los reclusos llevaban grillos y pesadas barras de metal en los pies. Eran sometidos a torturas y a una vida infrahumana. Incluso llegó allí monseñor Olegario Villalobos, muy apreciado en la región.

Uno de los cronistas escribió: “La historia tras su construcción resulta bastante oscura, con solo decir que los malnutridos esclavos que morían trabajando sirvieron de relleno para sus muros. Cámaras de tortura, cabinas de aislamiento y patio de ejecuciones, San Carlos nunca fue un lugar agradable para nadie”.

Actualmente se puede visitar y sus mazmorras han visto pasar muchos turistas que sienten curiosidad por una de las edificaciones coloniales más misteriosas del país. Se puede transitar los corredores que conducen a los calabozos y sentir el frío en la espalda al imaginar la terrible suerte de quienes allí iban a recalar. Los más atrevidos se arriesgan a retar la paciencia de las almas de los incontables muertos en el lugar las cuales, según la tradición,  aún se pasean dentro de los oscuros muros.

El castillo de San Carlos fue declarado en 1965 Monumento Histórico Nacional y es uno de los atractivos turísticos de la región zuliana. Queda como uno de los testimonios de arquitectura militar de la época colonia en Venezuela.

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