Siendo generoso con elogios iluminarás cualquier día gris

Todos tenemos esos días oscuros en que nos sentimos desganados o nos invade el mal humor. En momentos como esos cuando es más probable que dejemos entrar un viento frío haciendo un comentario negativo o lanzando una crítica entre dientes, es mejor mirar a nuestro alrededor y elogiar a alguien para abrir paso a una luz más cálida.

No sólo es muy posible que impactes a esa persona, sino que pronto sentirás que estás escapando de esa nube negra que te ha estado persiguiendo todo el día.

Un gesto sincero como el elogio que afirma a otro, sea por unos bonitos zapatos o una sonrisa radiante, puede hacer una diferencia transformando tu pronóstico del tiempo ese día.

Los elogios para que sean efectivos tienen que ser genuinos. Puede parecer algo inofensivo decirle a alguien que se ve bien cuando en realidad no es así, pero solo el elogio que es verdadero irá lejos y para eso es importante estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor.

Solemos dar por sentado lo que está bien y solo mencionar las cosas negativas que necesitan solucionarse. Por eso, se requiere un esfuerzo voluntario para ser mejores observadores.

Todo el mundo tiene cualidades y con un poco más de atención se pueden ver los detalles de bondad que salen en los rasgos del carácter, comportamientos o apariencia.

Pero para ser bueno dando elogios no solo hay que ejercitar la mirada y notar lo que merece ser elogiado, sino también saber cómo decirlo.

Lo primero es ser lo más específico posible. Es agradable escuchar que uno es inteligente, amable o bonito, pero esto se aplica a mucha gente. Cuando eres específico, le estás mostrando a la otra persona que lo dices de verdad.

En lugar de decirle a alguien que simplemente “se ve bien”, podrías decirle que esa chaqueta le queda fenomenal y le hace resaltar el color de sus ojos, por ejemplo.

Es bueno ser claros para expresar lo que valoramos, como cuando el mensaje es más efectivo al decirle a un niño “¡te felicito por juntar tus juguetes!” en vez de conformarnos con un simple “muy bien”.

Gran parte de lo que decimos también se comunica por el tono de voz y nuestro lenguaje corporal.

Los elogios podrían malinterpretarse si no están acompañados por gestos no verbales que reflejen respeto como sonreír o mostrar entusiasmo en lo que se comunica y que son importantes para acompañar y dar fuerza al mensaje.

Otro dato importante es que los elogios tienen que estar “limpios” y no mezclarse con críticas, como cuando una madre podría decirle a su hijo: “al fin viniste a la mesa la primera vez que te he llamado”.

Esto no será tan constructivo, así como tampoco hacerlo a destiempo. Para que no parezca algo artificial y tenga un efecto inmediato, tiene que decirse en el momento justo.

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¿Y cuando te elogian a ti?

Y si quieres darlos, también tienes que aprender a recibirlos. A veces las personas se sienten incómodas porque no lo han experimentado antes o lo ven como un acto falto de humildad y no saben cómo reaccionar.

El elogio sincero es un acto de amor. Aprender a aceptarlo es tan necesario como aprender a darlo y para eso con un amable “gracias” será suficiente.

Nunca escatimes los elogios y haz que lluevan porque, al igual que ocurre después de una tormenta, estos aparecerán llenos de aprecio y gratitud como rayos de sol que permitirán crear un mejor clima de relaciones positivas y un sentimiento de conexión con uno mismo y con los demás aportando grandes beneficios:

1.

Aumentan la autoestima

Recibir elogios ayuda a crear la sensación de que somos valorados y apreciados. Todos tenemos una gran necesidad de pertenecer y ser reconocidos. Los elogios son un aporte a la hora de satisfacer esas necesidades y permiten desarrollar una imagen muy positiva de uno mismo.

2.

Promueven las buenas conductas

Ante malos comportamientos, es importante también poner foco en los aspectos positivos; algo que requiere poco tiempo y menos esfuerzo que regañar. Elogiar las buenas conductas es tan importante como saber poner límites. Los elogios pueden construir la base ideal en donde se fortalece el buen comportamiento.

3.

Mantienen unidas a las personas

Los elogios son como un pegamento en las relaciones. Con un elogio breve y natural, podemos hacer que una relación se mantenga fuerte y sana. Un “gracias por preparar esta cena tan rica” puede tener un efecto muy positivo llenando la relación con palabras de afirmación que comuniquen amor.

4.

Despiertan la creatividad

Encontrar algo bueno que decirle a alguien al menos una vez al día tiene el poder de dejar de lado bloqueos mentales o pensamientos negativos y despejar los caminos para encontrar soluciones y canales de acción, ya que es capaz de crear un espacio para pensar de manera positiva.

5.

Mejoran las condiciones de un lugar

Es común que nuestro entorno se desborde de críticas o gente que busca señalar lo que está mal. Pocos se toman el tiempo para indicar lo que se hace bien. Cuando eliges edificar a la gente con un elogio y no derribarla, puedes llegar a un lugar y dejarlo en mejores condiciones de las que estaba antes de pasar por allí.

6.

Hacen sentir bien

El elogio nos permite satisfacer necesidades humanas básicas al sentirnos valorados. Tener el hábito de elogiar nos ayuda a notar y apreciar lo que es bueno y lo que nos gusta. Nos ayuda a crear una perspectiva optimista y más feliz de la vida.

7.

Ayudan a crecer en lo bueno

No se trata de dejar de ver defectos, sino tener por objetivo el lograr que lo mejor de cada uno aflore. Es nuestra tarea alentar y plantear desafíos que impliquen crecimiento. Los elogios posibilitan que al valorar un comportamiento bueno, este se repita. ​​Si le dices a una persona cuánto te gustó su sonrisa, es probable que vuelva a sonreír la próxima vez que te vea.

8.

Facilitan hacer correcciones

Elogiar puede ser un buen comienzo para encarar una conversación difícil o una manera de superar un obstáculo incómodo. Si empiezas con un elogio que muestra aprecio sincero, será más fácil luego hacer una corrección o tener que decir algo desagradable, como una suerte de “anestesia” que nos prepara antes del dolor.

9.

Nos predisponen a la colaboración

Los elogios nos ayudan a comunicar ese aprecio que sentimos unos hacia otros y este nos predispone mejor a querer cooperar y colaborar con colegas, amigos o familiares. Cuando aparecen los problemas, saberse apreciado ayuda a trabajar y superar esas dificultades.

10.

Crean confianza

Cuando alguien más se da cuenta de lo más mínimo sobre otra persona, es más probable que se pueda creer una vínculo de amistad. Todos necesitamos a alguien en nuestras vidas en quien podamos confiar, y cuanto más construimos a otros, más nos estamos construyendo a nosotros mismos.

11.

Nos harán más felices

Cuando tienes el hábito de elogiar, es muy probable que también seas elogiado. Cuando alguien te note, te sentirás especial incluso si es solo por un momento. Serás más feliz, tus familiares serán más felices y muy pronto todos lo que hagan contacto con tu entorno, se sentirán más felices también.

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