Afganistán arriesga el colapso: todos los países han de ayudar a su reconstrucción y a su pacificación
El caos en el que se encuentra Afganistán, a muy pocos días del final de las evacuaciones que llevan a cabo los Estados Unidos y los países de la NATO, está poniendo en vilo a todo el mundo. Sobre todo, al ver las escenas de afganos que buscan refugio cerca del aeropuerto de Kabul, desesperadamente. 100.000 afganos ya han encontrado refugio en algún país occidental.
Se temían atentados terroristas en el aeropuerto… y ocurrió. Esta tarde se han registrado dos atentados, uno en las cercanías del aeropuerto de Kabul y otro en un hotel cercano, según ha confirmado el portavoz del Pentágono, John Kirby. Al parecer, hay más de una decena de muertos y un centenar de heridos.
Las evacuaciones son cada vez más pequeñas porque los talibanes se dan cuenta que se van –o se han ido ya– los afganos mejor preparados para la administración económica, sanitaria, educacional y administrativa. ¿Cómo gobernar sin personal cualificado? ¿Cómo administrar la sanidad, la educación, y la propia administración del Estado sin personal competente.
Por otro lado, el caos de Afganistán está en la economía donde su moneda, el afgani, no tiene un valor internacional. Los precios son cada vez más altos y la caída del valor de la moneda hace que los precios de los productos que deben comprar al extranjero los afganos sean cada vez más desorbitados. No hay crédito bancario. Hay una gran recesión.
La noticia que ha sorprendido hoy son las declaraciones del secretario general de la NATO, Jens Stoltenberg. Ha dicho: “La misión de la NATO no era hacer un país, sino proteger a los Estados Unidos contra el terrorismo”, desde el 2001. Luego, era un mal comienzo. No importaba Afganistán, ni los afganos, sino destruir las bases de los terroristas de distintas organizaciones islámicas que se refugiaban en el país.
Después, se ha visto que otros países como Pakistán y Catar, entre otros, también albergaban y formaban terroristas. Catar, además, es el organizador del Campeonato Mundial de Fútbol el próximo año. Los problemas de seguridad serán complicados.
La huida –que no salida–de los países de la NATO de Afganistán, no solo crean un problema de peligro terrorista. Los talibanes dada su escasa capacidad de obtener divisas, se dedicarán al cultivo masivo del opio a gran escala. Este país produce el 80 por 100 de las plantas opiáceas del mundo, de donde sale el opio, la morfina, la cocaína y la heroína, entre otras drogas. La promesa de los talibanes de que no cultivarán opio, parece que no será cumplida, porque tendrá mucha necesidad de dinero y no podrán abandonar a los cultivadores a su suerte. También venderán sus minerales, especialmente el litio, que tanto necesitan las economías desarrolladas.
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¿Qué pasará a partir del 31 de agosto en Afganistán?
Los talibanes han prometido hacer un gobierno. ¿De qué tipo? Las potencias occidentales han afirmado que estarán dispuestas a ayudar económicamente si se respetan a las mujeres y algunas están en el gobierno, y si en el gobierno participan también otras etnias y formaciones afganas. Recordemos que los talibanes son de etnia pastún.
Afganistán necesitará ayuda económica, sanitaria, social (que ahora lo hacían las ONG), humanitaria ante la escasez y la carestía de los alimentos. Los países que han perdido la guerra parecen dispuestos a ayudar económicamente. También China y Rusia han dicho que están dispuestas a ayudar.
Mucho depende de las políticas que emprendan los talibanes, especialmente en relación con las mujeres. China ya ha dicho que su política es no entrometerse en los asuntos políticos internos del país.
Por otro lado, no se puede olvidar, que esta guerra que ha costado 300 millones de dólares diarios, y que ha durado 20 años, ha causado la muerte a 7.500 soldados entre las fuerzas de la NATO, 444 cooperantes y 72 periodistas, además de 60.000 soldados afganos y 45.000 civiles. Y todo este sufrimiento ¿para qué ha servido? Todo ha terminado en una salida caótica, desorganizada, deprisa y corriendo… con la vuelta al poder de los talibanes.
Hay quien dice que este puede ser el principio del fin del imperio norteamericano, del imperio del dinero y de la alta tecnología de la guerra para abatir al enemigo, para gobernar el mundo. Otros que es el principio del fin de la democracia liberal de occidente. Se hacen predicciones a cuál más pesimista sobre el futuro de Occidente en Asia y en África.
El mar Mediterráneo seguirá estando en ebullición con los europeos al norte y los árabes y africanos al sur y que quieren pasar al norte, a Europa. Israel, armado hasta los dientes, en esta crisis de Afganistán no ha dicho casi nada, pero vive preocupado por el incremento de la influencia del islam más radical en la zona. Un islam, radical y no radical, que está presente ya en todos los países europeos en un número más grande: Alemania, Francia, Bélgica y Holanda, son los que tienen mayor población islámica.
La comunidad internacional, la ONU, la Unión Europea, la Liga Árabe, etc. han de saber abrir un diálogo profundo con los talibanes en Afganistán para rehacer el país, para erradicar el terrorismo, para eliminar el opio, para que renazca la paz entre los países de la zona. Todos, especialmente Occidente, tienen muchas responsabilidades sobre lo que ha pasado en Afganistán en estos 20 años. Así lo ha pedido el papa Francisco y la diplomacia vaticana: los conflictos se arreglan con el diálogo y el respeto entre todas las partes. Con diálogo para tomar compromisos tendentes a una paz duradera.
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