El terremoto del sábado 14 de agosto en Haití ha dejado más de 1200 personas fallecidas, además de miles de heridos. Diversas organizaciones vinculadas a la Iglesia, entre ellas Catholic Relief Services (CRS) y Cáritas, ya han desplegado acciones de ayuda para con los afectados. Además, surge la solidaridad de la Iglesia de América Latina y el Caribe en estas horas tan difíciles
Haití vuelve a vivir horas oscuras y complejas. Mientras permanece en la retina lo acontecido en 2010 con aquel terremoto que dejó más de 300.000 fallecidos, lo de este 14 de agosto volvió a sacudir a todos. Es que el terremoto de 7.2 de magnitud ha dejado hasta el momento más de 1.200 personas fallecidas, más de 5000 heridos y destrucción por todos lados.
Entre las zonas más dañadas se destacan los departamentos de Grande-Anse (Diócesis de Jérémie), Sud (Diócesis de Les Cayes) y Nippes (Diócesis de Anse-à-Veau-Miragoane). El impacto abarca hospitales, escuelas e iglesias, entre otros.
Agua potable, refugio, saneamiento
“Es muy posible que Haití necesite más ayuda que nunca”, dijo a través de una nota enviada a AleteiaAkim Kikonda, representante de país de CRS en Haití.
Efectivamente, CRS está ofreciendo ayuda humanitaria en la zona más afectada por el terremoto´.
“Antes del terremoto, la gente aquí ya estaba luchando para sobrevivir. La zona se estaba recuperando lentamente de la devastación causada por el huracán Matthew en 2016, sin embargo, la sequía y dos tormentas tropicales recientes han destruido en gran medida los pocos medios de vida que la gente había podido restaurar. Después del terremoto del sábado, todo va a empeorar”, prosiguió.
El personal de CRS en Los Cayos (Les Cayes, por su nombre en francés), la tercera ciudad más grande de Haití y una de las más afectadas, reporta daños generalizados en edificios y viviendas. Los hospitales de la zona se han visto sobrepasados en su capacidad y obligados a rechazar a personas que necesitan atención médica. La carretera principal que conecta a Los Cayos con la ciudad de Jérémie está intransitable, debido a deslizamientos de tierra y grietas en la carretera.
“Está claro para nosotros que hay muchas personas que han perdido sus hogares y necesitan urgentemente un lugar seguro para quedarse y también comida”, dijo Kikonda.
“El agua y los suministros básicos de higiene, como el jabón, serán esenciales para mantener bajo control la propagación del COVID-19 y prevenir la aparición de enfermedades transmitidas por el agua como el cólera”.
“Los haitianos son muy resilientes”, dijo Kikonda. “Cada vez que sucede algo aquí, me impresiona la forma en que se mantienen firmes y enfrentan el desafío con tanta dignidad, pero este terremoto los pondrá a prueba, y el mundo solidarizarse con ellos y ayudarlos a sobrevivir esta situación”, agregó.
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