No debería ocurrir así. El prestigioso Teatro Colón sumó una muestra que ganó abucheos y enojos en católicos porteños
Se trata de una versión del oratorio de Händel Theodora, originalmente basado en la historia de Santa Teodora, martirizada durante las persecuciones de Diocleciano, asistida por el joven Dídimo, quien intentó salvarle la vida.
La obra de Georg Friedrich Händel, basada en la novela de Robert Boyle, como todo oratorio, no es concebido para representación escénica. Aunque en este caso, coinciden los especialistas, por la intensa dramatización de la composición, las interpretaciones en versiones escénicas son habituales y prestigiosas.
La obra representada en el Teatro Colón en cuatro funciones es una libre versión escénica del director y dramaturgo Alejandro Tantania, más allá de que a primera vista la promoción daba a entender una fiel interpretación del oratorio de Händel.
En voz de Tantania, en declaraciones publicadas en la cuenta de Youtube un día antes del estreno, “trabajamos con una fricción con una idea de llevar este oratorio de Handel que narra la historia de una mártir cristiana del siglo IV. Esta historia de disidencias, de minorías perseguidas, nos parecía interesante cruzarlas con algún pensamiento contemporáneo. La Figura de Marcella Althaus-Reid construye una teología indecente, que es una teología para todos aquellos a los que la Iglesia no cobija”.
Los textos de Althaus Reid, escritora y teóloga protestante nacida en la Argentina pero que desarrolló su carrera en Escocia, se intercalaron con el oratorio en voz de la actriz Mercedes Morán, quien leyendo las palabras de Althaus Reid, dio voz a comentarios peyorativos sobre la Iglesia, el sacramento de la confesión, los sacerdotes, los cristianos practicantes, e incluso, citando a Althaus Reid, se habló de la Virgen María como “momia de los pobres”.
El padre Eduardo Pérez dal Lago, sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires, definió de sacrílega a la libre interpretación, y cuestionó la inserción de textos contradictorios con lo que proponía Händel “para hacer una lectura ideológica”.
Además, advirtió en su canal de Youtube, “hay una cuestión de lealtad comercial. Cuando se hace una libre interpretación de una obra, en el momento de anunciarla, se aclara. (…) Esto se trata no de una puesta, sino de una libre interpretación. Por eso creo que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Teatro Colón nos ha engañado a todos los que hemos ido pensando que íbamos a ver la ópera Theodora, y lo que vimos fue una libre interpretación. Y eso, como es una cuestión comercial, también corresponde que se anuncie. Y nosotros les estamos cobrando una entrada para que vean esto. No solamente esto lo hicieron con nuestros impuestos, sino que también lo hicieron con esa entrada que nos cobraron engañados”.
“La programación este año ya era decepcionante, además quedó trunca y con valores carísimos. El golpe de gracia que faltaba era usar las pocas funciones del año para hacer propaganda progresista y enseñarle al público de la sala cómo tiene que ver, disfrutar e interpretar un oratorio barroco”, consideró un usuario en las redes sociales, uno de los tantísimos que se quejaron.
En redes sociales circulan incluso momentos del abucheo durante los saludos de la actriz que interpretó los textos de la teóloga. No es la única exposición en espacios gestionados por la Ciudad que puede ofender la sensibilidad de los fieles cristianos.
En el Centro Cultural Recoleta, en el que alguna vez expuso León Ferrari obras que generaron el repudio del entonces Arzobispo de Buenos Aires cardenal Jorge Bergoglio, se expone «Amar, luchar, vivir”, una exposición que interviene imágenes de la Virgen con frases del escritor Juan Gelman de su poema “Si Dios fuera Mujer”.
A diferencia de la obra del Colón, en esta exposición del Centro Cultural Recoleta, ya acostumbrado a estas polémicas, se advierte que las imágenes pueden afectar sensibilidades.
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