“Junto al personal de las embajadas, también los poquísimos sacerdotes, religiosos y religiosas que se encuentran en Kabul se están preparando para un retorno obligado”, informó Cáritas italiana, cuya presencia en el país de mayoría musulmana se remonta a la década de 1990, antes de que los talibanes tomaran el poder por primera vez en 1996.
Los talibanes fueron derrocados años después por los rebeldes de la Alianza del Norte, apoyada por Estados Unidos luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
“Luego de una guerra de 20 años con costos humanos incalculables y con miles de euros gastados, el retiro de las fuerzas armadas estadounidenses está dejando al país en un trágico abismo”, afirmó Cáritas en un comunicado.
“Como siempre serán los más débiles quienes paguen el precio más alto, con ya decenas de miles en fuga de las zonas de combate, mientras los talibanes están ahora en la capital, Kabul”, prosiguió.
El 8 de julio de 2021, el presidente estadounidense Joe Biden afirmó que el retiro de sus militares, que se inició en mayo, se “completará el 31 de agosto”.
Los talibanes, extremistas musulmanes de la etnia pastún, llegaron el domingo 15 de agosto a las puertas de Kabul, después de haber tomado el control de casi todo el país. Además, ya tomaron el palacio presidencial, tras la salida del presidente Ashraf Ghani.
En su comunicado, Cáritas recordó el llamado del Papa Francisco en el ángelus del domingo 15 de agosto y subrayó que “la comunidad cristiana es una pequeña pero significativa comunidad que en los últimos años ha dado testimonio con su atención a los más pobres y frágiles”.
En Afganistán hay una sola iglesia y está dentro de la embajada italiana. Fue construida en 1921 y fue confiada a los misioneros barnabitas por el Papa Pío XI en 1932. La actual capilla fue construida en 1960.
Si bien hubo una primera presencia cristiana en el territorio en los primeros siglos de la cristiandad, esta fue eliminada por el Imperio Otomano. Sin embargo, cuando Italia en 1919 fue la primera nación en reconocer la independencia del país, Afganistán preguntó qué podía hacer a cambio.
Italia no pidió favores comerciales o privilegios particulares sino la posibilidad de construir un lugar de culto, ampliando de hecho la libertad religiosa.
La capilla está confiada a la misión sui iuris de Afganistán, liderada por los padres barnabitas que están en el país desde 1934. En 1992, luego del fin de la dominación soviética, los barnabitas presentaron un proyecto para construir una iglesia en el país, pero no prosperó a causa de la guerra civil y de la sucesiva toma del poder de los talibanes.
En medio de estas dificultades, son diversos los misioneros que están en Afganistán, también los jesuitas que llegaron en 2002, una especie de misión sui iuris dentro de la misión.
Una misión sui iuris en la Iglesia es una presencia católica en un territorio en el que esta no es “oficial”. El Código de Derecho Canónico establece al respecto en el canon 786 que “la actividad propiamente misional, mediante la cual se implanta la Iglesia en pueblos o grupos en los que aún no está enraizada, se lleva a cabo por la Iglesia principalmente enviando predicadores hasta que las nuevas Iglesias queden plenamente constituidas, es decir, cuando estén provistas de fuerzas propias y medios suficientes para poder realizar por sí mismas la tarea de evangelizar”.
Desde la década de 1990, Cáritas Italiana comenzó su labor en Afganistán y en los “primeros años del 2000, Cáritas Italiana sostuvo un amplio programa de ayuda de urgencia, rehabilitación y desarrollo, la construcción de cuatro escuelas en el valle del Ghor, el regreso de 483 familias de refugiados en el valle del Panshir con la construcción de 100 alojamientos tradicionales para las familias más pobres y la asistencia a las personas con discapacidad”.
Entre junio de 2004 y diciembre de 2007, dos operadores de Cáritas Italiana se han alternado en el país para coordinar y facilitar las actividades en el lugar.
Cáritas señaló que con la inestabilidad actual “crecen los temores por la posibilidad de mantener una presencia también en el futuro, además de la seguridad de los pocos afganos de confesión cristiana”.
Una posible solución es que los talibanes atiendan su pedido de colaboración entre todos, de las ONG, para la reconstrucción de Afganistán.
Esto podría permitir que las ONG dependientes de la Iglesia Católica encuentren un modo para seguir trabajando en el país. La embajada italiana también ha sido evacuada y por ahora solo han quedado los misioneros.
Ninguno tiene la intención de irse, por ahora, pero el riesgo es que también se termine la pequeña presencia católica en el país, que nunca ha sido expulsada antes ni siquiera con la guerra civil.
Cáritas señaló que “en estas horas una masa creciente de prófugos está huyendo de las zonas de guerra, aumentando la presión hacia los países circundantes. En Pakistán, Cáritas tendrá una evaluación, desde este lunes, de la situación en la región de Quetta, en la frontera con Afganistán”.
La esperanza para la Iglesia local es que se llegue a un acuerdo de paz y se evite caer en la guerra civil, o una situación en la que Afganistán se convierta en refugio de los yihadistas de países vecinos, como sucedió en los primeros años de la década del 2000 con Al Qaeda.
Fuentes locales afirmaron que hay cierta confianza en la presión de países vecinos como Rusia, China, varias ex repúblicas soviéticas, Pakistán, India e Irán, para tener como vecino un Afganistán pacificado,
En efecto, Rusia no ha evacuado su embajada y están buscando establecer un canal de diálogo.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI Stampa
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