Está ubicado en Minas Gerais, Brasil, y se trata de una obra espectacular de Francisco Antônio Lisboa, Aleijadinho, que fue inscripta en la lista de Patrimonio de la Humanidad en 1985
El Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, en su reunión número 44 presidida en línea desde Fuzhou (China), incluyó dentro del listado del Patrimonio Mundial algunos sitios religiosos de América Latina. Por un lado, la Iglesia Cristo Obrero en Estación Atlántida Uruguay. Por el otro, el complejo franciscano y catedralicio de Tlaxcala, México).
Sin embargo, en los últimos años, hubo otros sitios religiosos que también han sido incluidos en esta selecta lista destacada por su “valor universal excepcional”. Es ahí donde surge, por ejemplo, el Santuario del Buen Jesús de Matozinhos en Congonhas. Se trata de una bella iglesia ubicada en el estado de Minas Gerais en Brasil y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985.
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El legado de Aleijadinho
A la hora de justificar la inclusión de esta iglesia dentro del listado de Patrimonio Mundial, la propia Unesco hace referencia a algunas de sus características más notorias. Se recuerda, por ejemplo, que data de la segunda mitad del Siglo XVII. También que “con su magnífico interior rococó italiano es una obra maestra del estilo barroco que refleja en su arquitectura y ornamentación el período de transición en el que fue construida”.
Detrás de este trabajo se encuentra la creatividad de Francisco Antônio Lisboa, Aleijadinho (1738-1811), quien dejó un gran legado a la humanidad.
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Entre los criterios para la distinción, la Unesco también hace referencia al “logro artístico singular”. Y hasta hace énfasis al reflejo de la evolución arquitectónica religiosa de mediados del Siglo XVII en la América portuguesa en las torres de la basílica “en forma de llamas, ligeramente empotradas e innovadoras fachada de estilo rococó”.
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Autenticidad
“El conjunto arquitectónico y escultórico del Santuario de Bom Jesus do Matozinhos en Congonhas ha mantenido sus valores intrínsecos gracias a la efectiva conservación de sus elementos constitutivos, entre ellos: la iglesia de Buen Jesús, terminada en 1772”, recuerda la Unesco.
“La escalera, decorada con esculturas de los profetas en esteatita; y las capillas que marcan el Vía Crucis con expresivos grupos escultóricos que representan la Pasión de Cristo. A pesar de los cambios provocados por el crecimiento urbano de Congonhas, el Santuario permanece intacto y continúa siendo un foco de peregrinaje en toda la región”, agrega.
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