Pau llevaba dos meses sin ver a su padre, como tantas familias separadas de sus seres queridos. Pero pudo hacer algo por él gracias a la música
El coronavirus ha apartado a muchas familias de sus seres queridos. Para empezar, desde el primer momento en que saben que el test ha dado positivo.
Primero se produce el aislamiento de la persona infectada, a veces, dentro del propio hogar; luego, si la persona empeora, llega la hospitalización; y, una vez en el hospital, las visitas de familiares se restringen por completo o se limitan al máximo.
Sobre todo, en los primeros meses de pandemia, muchas personas afrontaron la enfermedad en la soledad de una cama de hospital. El personal hospitalario se volcó en humanizar tan terrible situación, pero no hay nada en el mundo que pueda sustituir el amor y la compañía de un ser querido. Por eso, hubo muchas personas que murieron solas.
Ahora la situación hospitalaria ha mejorado en muchos lugares y además se ha comprobado que la presencia de un familiar, aunque sea unas horas al día, hace mucho por la recuperación del paciente.
Por eso, los facultativos del hospital español Vall d’Hebron, en Barcelona, pensaron que sería buena idea que Pau, de 13 años, pudiera ver a su padre. Pero a su madre, Meritxell, se le ocurrió una idea incluso mejor, que Pau pudiera llevar su violonchelo y tocar para su padre.
Bach en Terapia Intensiva
Pep tiene 59 años y hace dos meses que no veía a sus hijos a consecuencia del coronavirus. Tan grave estuvo que los médicos tuvieron que inducirle el coma. Después, y al no mejorar, fue conectado a un dispositivo de oxigenación extracorpórea (ECMO), una técnica muy invasiva que realiza las funciones respiratorias cuando los pulmones fallan: oxigena la sangre y elimina el dióxido de carbono.
Es una terapia compleja que reservada para los enfermos más graves de COVID cuando el respirador no es suficiente. El 13 de junio los facultativos pudieron despertar a Pep que había sido intubado un mes antes.
Pau se presentó en la planta de Terapia Intensiva con su violonchelo y comenzó su concierto con piezas de Bach, Pau Casals y la banda sonora de la película Piratas del Caribe. El joven músico no solo tocó para su padre, provocando las lágrimas de emoción de todos, también lo hizo para los demás pacientes que estaban despiertos y que se preguntaban de dónde venía esa maravillosa música, para ellos toda una caricia.
Una semana después de la visita-concierto de su hijo Pau, a Pep le fue retirado el apoyo ECMO y sus pulmones volvieron a funcionar. Aunque le queda una larga recuperación por delante, la familia “ya ve la luz”, en palabras de Meritxell, la esposa de Pep y madre de Pau.
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