Claves para entender cómo nos toca al bolsillo la subida de tipos de interés y el impacto de la inflación
No parecen remitir las tensiones inflacionistas asociadas a los problemas de suministros y a los excesos de liquidez por los estímulos fiscales que los países han implementado para combatir el parón de la pandemia.
El horizonte de remisión de la inflación no parece tan inmediato como el que las autoridades monetarias preveían al principio.
Recordemos que los tipos de interés nominales recogen el impacto de la inflación. La razón es sencilla. Imagine que usted dispone de 1000 euros y está considerando si comprar una bicicleta de 1000 euros o prestarlo a un tipo de interés nominal del 10%. S
i lo presta al año siguiente tendría 1100 euros que son los 1000 que prestó más los 100 en concepto de intereses del préstamo. Si la inflación es cero, al cabo de la operación usted podrá comprar la bicicleta y además podrá añadir algunos equipamientos (un casco, unas gafas de ciclismo, etc.) por valor de 100 euros.
Pero ahora imagine que la inflación asciende al 20%. La bicicleta pasaría a costarle 1200 euros y si usted anticipa ese valor de la inflación, o bien exigirá un tipo de interés nominal mayor al 10% o simplemente no prestará el dinero. Comprará la bicicleta hoy cuyo precio sigue siendo 1000 euros. En consecuencia, la inflación acabará alzando los tipos de interés.
Los bancos centrales de cada país o zona monetaria son los encargados de fijar los tipos de interés teniendo en cuenta la situación económica, la evolución del consumo y la inflación. En los estados miembros de la Unión Europea, los tipos de interés los determina el Banco Central Europeo (BCE), mientras que, en Estados Unidos, se encarga la Reserva Federal.
Como resultado de las tensiones inflacionistas, tanto los bancos centrales como los mercados financieros en general no pueden asegurar que los tipos de interés no vayan a subir.
La Reserva Federal ya avisó de una inminente subida de tipos y aunque el Banco Central se mostró al principio reticente, en la medida que la inflación no tiene visos de remitir, ha tenido que recular y augurar subidas de tipos de interés. Si a las tensiones alcistas que llevábamos acumulando se le agrega la tensión belicista entre Rusia y la OTAN en la zona de Ucrania, el horizonte dibuja subidas de tipos de interés de forma segura.
Ante esto, ¿cómo afectaría una subida de tipos de interés a nuestras economías familiares?
En primer lugar, los tipos de interés son los que marcan el precio del dinero, es decir el coste que hay que pagar por el dinero prestado. En consecuencia, con tipos de interés más altos, los préstamos se vuelven más caros.
Este encarecimiento afecta a la capacidad de financiación tanto para las empresas como para las economías familiares. Las hipotecas se hacen más caras. Dado que la mayoría de hipotecas suelen firmarse con tipos de interés variables, por ejemplo, en España son casi el 80%, las subidas de tipos se trasladan en costes mayores de la cuota hipotecaria y, por lo tanto, mayor será el esfuerzo familiar. Si sube un punto porcentual el tipo de interés de una hipoteca media en España de 150.000 euros a 25 años con tipo de interés variable, el recibo mensual de la hipoteca se encarecerá unos 69 euros. Si subiera 2 puntos el aumento sería de 142 euros al mes más.
Pero, además, las autoridades monetarias suben los tipos de interés para que, al recortar la capacidad de gasto de las economías, poder contener las tensiones alcistas de los precios y así controlar la inflación. Pero no una inflación cero, sino una baja y controlada que estimule el consumo y el crecimiento de la economía.
Por otra parte, con tipos de interés más altos, los depósitos de los usuarios aumentan. Un mayor tipo de interés incentiva el ahorro.
No obstante, durante la pandemia ya se disparó el ahorro tanto familiar como empresarial, tanto porque se contrajo el consumo ante la menor actividad como por un aumento del comportamiento de precaución por parte de los agentes económicos ante el desconocimiento de adónde nos llevaba la crisis Covid-19.
Esta subida de tipos, implicaría que los activos de ahorro en renta fija, aquellos que aseguran una rentabilidad, van a aumentar su rendimiento y van a ser más adquiridos como refugio mientras que los de renta variable o bien compensan con rentabilidades mucho mayores los riesgos o van a verse reducidos.
Es decir, lo previsible es que los ahorros salgan de activos bursátiles para buscar refugio en bonos del Estado.
Esto implica que la capacidad de las empresas para financiarse mediante la bolsa va a ser menor. Esto dificultará la actividad económica de aquellas que coticen en bolsa y aquellas que busquen financiación.
Como las empresas combinan de forma complementaria la mano de obra con el factor capital para su producción, la dificultad de financiación conllevará menores contrataciones y, por lo tanto, un efecto negativo en el empleo.
Si la subida de tipos de interés sucede antes en Estados Unidos que, en Europa, el dólar, como divisa se apreciará. El motivo es sencillo. Si usted dispone de un capital que puede mover entre países y le dan un tipo de interés mejor en Estados Unidos, usted demandará dólares para sus ahorros. Eso elevará la cotización del dólar frente al euro.
Ese efecto en el corto plazo implicará que las exportaciones de bienes europeos vayan a un ser un poco más competitivas y las importaciones de bienes americanos se encarezcan. En ese sentido, si los planes de consumo familiar contemplan productos americanos, el coste aumentará. Recordemos que el petróleo cotiza en dólares y eso implica un encarecimiento de los combustibles en el presupuesto familiar.
En consecuencia, como verá, lo esperable con las futuras subidas de tipos de interés es que las familias tengan que ajustarse más el cinturón.
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