“El cristiano debe ser como San José” para custodiar “custodiar la vida, custodiar la vida de los otros, la vida de la Iglesia”, señaló el Santo Padre a las personas reunidas en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En esta línea, el Papa pidió “amar a la Iglesia, custodiar a la Iglesia y caminar con la Iglesia” y advirtió que “la Iglesia no es aquel grupo cercano al sacerdote y manda a todos, no, la Iglesia somos todos, todos, en camino, cuidarnos los unos a los otros, cuidarnos recíprocamente”.
Luego, el Santo Padre concluyó con su serie de catequesis sobre San José que han complementado a la Carta apostólica Patris corde, escrita con ocasión de los 150 años de la proclamación de San José como Patrón de la Iglesia.
Por ello, el Papa destacó que el Evangelio describe que San José “toma consigo al Niño y a su madre, él toma consigo al Niño y a su madre, y hace lo que Dios le ha ordenado” y de este modo, “resalta así el hecho de que José tiene la tarea de proteger a Jesús y a María. Él es su principal custodio”.
En este sentido, el Santo Padre invitó también a preguntarnos si siempre “estamos protegiendo con todas nuestras fuerzas a Jesús y María, que están misteriosamente confiados a nuestra responsabilidad, a nuestro cuidado, a nuestra custodia” ya que Cristo “quiso tener necesidad de ser defendido, protegido, cuidado”.
Luego, el Papa invitó a reflexionar en las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” para indicar que “toda persona que tenga hambre y sed, todo extranjero, toda persona sin ropa, todo enfermo, todo preso es el ‘Niño’ que José custodia”.
Por esto, San José “es invocado como protector de todos los necesitados, de los exiliados, de los afligidos, y también de los moribundos”.
“También nosotros debemos aprender de José a ‘custodiar’ estos bienes: amar al Niño y a su madre; amar los Sacramentos y al pueblo de Dios; amar a los pobres y nuestra parroquia. Cada una de estas realidades es siempre el Niño y su madre”, afirmó.
Amar y no criticar a la IglesiaEn esta línea, el Santo Padre reconoció que “vivimos en una época en la que es común criticar a la Iglesia, subrayar las incoherencias, los pecados, que en realidad son nuestras incoherencias, nuestros pecados, porque desde siempre la Iglesia es un pueblo de pecadores que encuentran la misericordia de Dios”.
“Preguntémonos si, en el fondo del corazón, nosotros amamos a la Iglesia... De hecho, solo el amor nos hace capaces de decir plenamente la verdad, de forma no parcial; de decir lo que está mal, pero también de reconocer todo el bien y la santidad que están presentes en ella, a partir precisamente de Jesús y de María”, alentó el Papa.
De este modo, el Santo Padre invitó a “pedir la intercesión de San José precisamente en los momentos más difíciles de sus vidas y de sus comunidades. Allí donde nuestros errores se convierten en escándalo, pidamos a San José tener la valentía de hacer verdad, de pedir perdón y empezar de nuevo humildemente”.
“Allí donde la persecución impide que el Evangelio sea anunciado, pidamos a San José la fuerza y la paciencia de saber soportar abusos y sufrimientos por amor al Evangelio. Allí donde los medios materiales y humanos escasean y nos hacen experimentar la pobreza, sobre todo cuando estamos llamados a servir a los últimos, los indefensos, los huérfanos, los enfermos, los descartados de la sociedad, recemos a San José para que haya para nosotros Providencia”, exhortó el Papa.
Finalmente, el Santo Padre invitó a imitar el ejemplo del padre de Jesús y a rezar la oración que escribió en la Carta Patris corde, para encomendar “nuestras intenciones y, de forma especial, la Iglesia que sufre y que está en la prueba”.
“Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén”.
Protección ante los ataques del demonioDespués, el Papa invitó a rezar a San José para que “nos proteja de todos los ataques del maligno para que, dentro de la comunión de la Iglesia, permanezcamos siempre fieles en nuestro amor a Jesús y a María”.
Antes de concluir la Audiencia General, el Santo Padre lamentó el asesinato de un joven sacerdote, religioso de la Orden de Clérigos Regulares Menores en la República Democrática del Congo.
El Papa relató que el p. Richard fue “asesinado el pasado 2 de febrero, después de celebrar la Misa en la Jornada de la Vida Consagrada” y rezó para que “la muerte del padre Richard, víctima de una violencia injustificable y deplorable, no desanime a su familia, a su familia religiosa y a toda la comunidad cristiana de esa nación para continuar a ser anunciadores y testigos del bien y la fraternidad, a pesar de las dificultades, imitando el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor”.
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