“Quisiera expresar mi cercanía a las personas afectadas por las catástrofes naturales de los últimos días, especialmente en el sureste de Madagascar, azotado por una serie de ciclones, y en la zona de Petrópolis, en Brasil, devastada por las inundaciones y los corrimientos de tierra”, dijo el Santo Padre.
En esta línea, el Papa elevó sus oraciones para “que el Señor reciba en su paz a los fallecidos, consuele a sus familias y apoye a quienes les ayudan”.
Telegramas de pésamePreviamente, el Santo Padre había expresado su cercanía y había enviado sus condolencias a los afectados en Madagascar y en Petrópolis, Brasil.
El pasado 19 de febrero, el Santo Padre lamentó “con gran dolor” los daños causados en la isla de Madagascar por los “repetidos ciclones, inundaciones y destrucción de viviendas”.
En la misiva firmada por el secretario de Estado Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, y dirigida al presidente de la República de Madagascar, Andry Rajoelina, el Pontífice expresó “su oración en comunión con todos los afectados por estos desastres naturales”.
Además, el Papa manifestó “su profunda solidaridad” con las víctimas de esta tragedia y reza por las víctimas y la sanación de los heridos.
Un día antes, el Santo Padre lamentó también los daños causados por las recientes inundaciones en la región montañosa de Río de Janeiro (Brasil) y expresó su pésame a los familiares de las víctimas.
En otro telegrama difundido el 18 de febrero y dirigirido al Obispo de Petrópolis, Mons. Gregório Paixão Neto, el Papa expresó su “profundo dolor por las trágicas consecuencias” de este desastre natural que provocó derrumbes en esta región.
Por ello, el Santo Padre pidió al Obispo transmitir su pésame a las familias de las víctimas y “su participación en el dolor de todos los que han quedado desconsolados o han perdido sus bienes”.
Asimismo, el Papa rezó a “Dios, Padre de la Misericordia”, por el “eterno descanso de los fallecidos y el consuelo para las víctimas” a quienes también deseó “una pronta recuperación y la serenidad”.
Finalmente, el Santo Padre deseó “el consuelo de la esperanza cristiana para todos los afectados por esta dolorosa prueba” y envió su bendición apostólica en particular a “todos los que sufren y a quienes tratan de aliviar sus sufrimientos”.
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