Después de una semana agotadora y caer rendida el viernes en el sofá, se me pone por delante un fin de semana que en gran medida depende de mí que sea más o menos aprovechado.
Se me abren dos caminos.
Uno: Pensar que merezco descansar y que nadie me moleste, que para eso he trabajado duro toda la semana. Con mi película, mi libro, mi plan, mi descanso… Y así un sinfín de cosas que alimentan mi egocentrismo y me cierran en mí misma.
Opción dos: descansar cambiando de actividad, poniendo amor en las pequeñas cosas que rodean mi vida.
Por tanto, la perfección de la que aquí hablamos no va tanto encaminada al tipo de plan que hagamos sino más a la cantidad de amor que pongamos en lo que hagamos.
Si hay una actividad que sobresale por encima de las demás cualquier fin de semana, esa es la Santa Misa del domingo (o del sábado por la tarde). Si no se tiene por costumbre ir a una hora determinada, vale la pena sellar una misa para que el resto de actividades giren en torno a ella. Así no la dejamos para el último momento, en el que la pereza suele hacer acto de presencia haciendo peligrar mi asistencia a la misma.
El fin de semana empieza el viernes por la tarde y termina cuando apoyo mi cabeza en la almohada y cierro los ojos el domingo por la noche. La tarde del viernes es un buen momento para planificar estos dos días de descanso. Y, ¿qué características deben reunir sábado y domingo para pasar de un fin de semana en blanco y negro a uno lleno de color?
He reunido para ti las que considero que debe tener el fin de semana perfecto. Con él recargaremos pilas para la semana:
Ten en cuenta que muchos de estos planes pueden realizarse a la vez. Una excursión con amigos, ir a misa con los abuelos, practicar un hobbie mientras hablas con tu hijo…
El secreto está en… cuidar
Como te habrás dado cuenta, si hay algo que tienen en común estas cualidades para un fin de semana sea perfecto es el término cuidar. Cuidar el domingo, cuidar el hogar, cuidar el cuerpo, cuidar a los amigos, cuidar a la familia, cuidar a los demás… Incluso practicar un hobby es cuidarse, pues ponerlo en práctica enriquece a uno mismo.
Cuidar no es otra cosa que dar amor, tener detalles. Es tener en mente a esa persona, ocupándome de su descanso, no tanto del mío.
Por tanto, nuestro fin de semana será perfecto en el amor si encauzamos ambos días con una o varias de las actividades que te propongo.
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