El Papa viajero, Juan Pablo Magno, el santo súbito que pedía el pueblo en sus funerales de abril de 2005, ha sido reconocido con la “Ciudadanía de Honor” que le concedió la Asamblea Legislativa de un país al que visitó en una sola ocasión 2-5 de marzo de 1983): Costa Rica
El reconocimiento –que había sido aprobado por el pleno el 11 de agosto de 2021– se llevó a cabo el pasado 10 de febrero en un acto oficial en el que develó el retrato del Papa Wojtyla en el recinto que ocupa la Asamblea Legislativa costarricense.
El proyecto de ley de “Declaratoria de Ciudadanía de Honor para el Papa Juan Pablo II, Carol Wojtyla” fue promovido por el Diputado y Jefe de Fracción del Partido Republicano Social Cristiano, Otto Roberto Vargas Víquez.
El Papa San Juan Pablo II tocó Costa Rica en uno de sus 104 viajes fuera de Italia. Fue el país centroamericano, célebre por su defensoría de los derechos humanos y por un sistema democrático y pacifista, uno de los 129 países que visitó durante su extenso pontificado.
Sin embargo, el milagro que catapultó su canonización por parte del Papa Francisco el 27 de abril de 2014 fue la curación de una costarricense: Floribeth Mora, quien padecía un aneurisma cerebral.
Hay que recordar que el once de mayo de 2011, día en que el pontífice polaco fue beatificado, Mora y su familia pidieron de corazón al Papa Juan Pablo «que sanara su cabeza y disolviera el coágulo de sangre en su cerebro».
Semanas después, cuando Mora ingresó al hospital, sin explicación científica alguna y sin un tratamiento médico en específico, el coágulo desapareció y ella quedó sanada. El comité científico que estudia los milagros en el Vaticano, dio fe de esto.
Un compromiso y una responsabilidad
El viaje apostólico a Costa Rica y la curación de Floribeth Mora hicieron que los 38 diputados presentes en el momento de la votación sobre el proyecto de Ley el 11 de agosto de 2021 votaran a favor. No hubo ningún voto en contra.
Cuando Juan Pablo II concluyó su viaje a Costa Rica, el 5 de marzo de 1983, dijo: “Los encuentros realizados me han permitido conocer mejor a este querido pueblo y los profundos valores humanos, morales y religiosos que han construido y sostienen este país”.
Y terminó con una tarea especial que los costarricenses recogieron con respeto y que han seguido con perseverancia: “Mi mayor deseo es que estos valores sean conservados y consolidados, porque así se podrá mirar con esperanza y optimismo hacia el futuro”.
A la ceremonia de reconocimiento al Papa Wojtyla acudieron Laurentiu Dancuta, primer secretario de la Nunciatura Apostólica, el obispo José Manuel Garita, presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica y el obispo emérito José Francisco Ulloa.
En su discurso, el obispo Garita recordó que el Papa San Juan Pablo II ha sido “el único que, en toda la historia de la Iglesia, ha visitado nuestro país, dejando una honda huella espiritual, llena de gestos que quedarán grabados para siempre en nuestra población”.
Más adelante, Garita expresó que la visita del Papa viajero “fue una fehaciente muestra de que Costa Rica sobresale en el concierto mundial como nación respetuosa de la paz, la democracia y los más altos valores que respetan la dignidad de la persona humana”.
Y terminó diciendo: “Este honor concedido por la Asamblea Legislativa de Costa Rica reaviva la egregia figura de San Juan Pablo II, nos anima en este preciso momento de la historia y nos obliga también a continuar siendo un país amante de la paz, de los valores, que trabaja de manera solidaria, por el bien común y la justicia social”.
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