Así lo dijo el Santo Padre durante su catequesis semanal de este miércoles 31 de marzo en la que describió en qué consiste el Triduo Pascual.
Al referirse al Viernes Santo, día de penitencia, ayuno y oración, el Pontífice pidió que al adorar la Cruz no se olviden a los muchos “crucificados de hoy” que son “imágenes del crucificado, Jesús” porque “en ellos está Jesús”.
“Adorando la Cruz, reviviremos el camino del Cordero inocente inmolado por nuestra salvación. Llevaremos en la mente y en el corazón los sufrimientos de los enfermos, de los pobres, de los descartados de este mundo; recordaremos a los ‘corderos inmolados’ víctimas inocentes de las guerras, de las dictaduras, de las violencias cotidianas, de los abortos... Delante de la imagen de Dios crucificado llevaremos, en la oración, los muchos, demasiados crucificados de hoy, que solo desde Él pueden recibir el consuelo y el sentido de su sufrimiento”, afirmó el Papa.
Además, el Santo Padre reconoció que “desde que Jesús tomó sobre sí las llagas de la humanidad y la misma muerte, el amor de Dios ha regado nuestros desiertos, ha iluminado nuestras tinieblas, porque el mundo está en tinieblas”.
En esta línea, el Papa invitó a pensar en “todas las guerras que están ocurriendo, todos los niños que mueren de hambre, los niños que no tienen educación, los pueblos enteros destruidos por las guerras, por el terrorismo, muchas personas que para sentirse mejor necesitan la droga, de la industria de la droga que asesina” y añadió “es una calamidad, es un desierto, pero en este calvario de muerte está Jesús que sufre en sus discípulos”.
Luego, el Santo Padre subrayó que después de la muerte de Jesús “los discípulos dudaban, no creían” en la Resurrección y que María Magdalena fue la primera en creer “fue la ‘apóstala de la Resurrección’, fue la que relató que Jesús la había visto, la había llamado por nombre”.
En este sentido, el Papa se detuvo en “los guardias, los soldados, que estaban en el sepulcro para no permitir que los discípulos vinieran y tomaran el cuerpo lo vieron: lo vieron vivo y resucitado” y agregó “los enemigos lo vieron, y después, fingieron no haberlo visto. ¿Por qué? porque fueron pagados”.
“Aquí está el verdadero misterio de lo que Jesús dijo una vez: ‘Hay dos señores en el mundo, dos, no más, dos. Dios y el dinero. Quien sirve al dinero está contra Dios’. Fue el dinero el que hizo cambiar la realidad. Habían visto la maravilla de la resurrección, pero fueron pagados para callarse. Pensemos a las muchas veces que, hombres y mujeres, cristianos, han sido pagados para no reconocer en la práctica la resurrección de Cristo, y no han hecho lo que Cristo nos pidió hacer como cristianos”, añadió.
Por último, el Santo Padre invitó a pedir “al Señor que nos dé la gracia de servir, de reconocer este Señor y no dejarnos pagar para olvidarlo”.
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