La oración del Papa a la Virgen de los Dolores

Eslovaquia. La oración del Papa y de los obispos del país eslavo a la Virgen de los Siete Dolores en su día

El Papa Francisco ha iniciado hoy la cuarta jornada de su viaje apostólico en Eslovaquia rezando a la Virgen de los Siete Dolores. El de 15 de septiembre es la fiesta de la Patrona de la nación eslava.

En el marco de su 34 viaje apostólico, esta mañana, tras despedirse del personal, los benefactores y de los amigos de la Nunciatura Apostólica en Bratislava, el Papa se trasladó en automóvil al Santuario Nacional de Šaštín.

A su llegada, 9.10 hora local, el Papa se reunió en privado con los obispos eslovacos para un momento de oración en la Basílica de los Siete Dolores de la Virgen María.

El regalo del Papa al Santuario Mariano

El Papa ha donado al Santuario Mariano un obsequio especial llamado “Rosa de Oro”. El objeto es de plata y está apoyado en una base de mármol marcado con el escudo papal, del cual germinan cuatro rosas y hojas bañadas de un color oro. 

Nuestra Señora de los Siete Dolores, patrona del país, acompaña a las familias  y a quienes sufren en la pandemia y buscan consuelo.

“Con María y José en el camino hacia Jesús”: es, precisamente, el lema que acompaña la visita del Papa Francisco a Eslovaquia. 

El viaje del Papa termina hoy precisamente a los pies de la Virgen de los Dolores. 

El santuario es un símbolo de resistencia pacífica ante el totalitarismo ateo: “Demuestra que no tenemos miedo”. Así como indicaba san Juan Pablo II que visitó el santuario el 1 de julio de 1995.

En 1564, allí, una mujer llamada Angélica rezó con todas su fuerzas y pidió la intercesión de la Virgen María para que salvara su matrimonio.

El papa Francisco reza a la Virgen de los Dolores, cada tarde, cuando reza el Ángelus, y afirma que sigue la contemplación de los “siete dolores como recuerdo de la Madre de la Iglesia, cómo la Madre de la Iglesia con tanto dolor nos ha dado a luz a todos”.

Los 7 dolores de la Virgen, recordados por el papa Francisco:

“A todos los problemas que vendrán: problemas de pobreza, de trabajo, de hambre…”, pidió rezar a Nuestra Señora de los Dolores (03.04.2020). 

El Papa había recordado antes el significado de los siete dolores: “El primero, sólo 40 días después del nacimiento de Jesús, la profecía de Simeón que habla de una espada que traspasará su corazón (cf. Lc 2,35).

El segundo dolor se refiere a  la huida a Egipto para salvar la vida de su hijo (cf. Mt 2,13-23). El tercer dolor, esos tres días de angustia cuando el niño se quedó en el templo (cf. Lc 2,41-50)”. 

Luego, explicó que el cuarto dolor, es cuando Nuestra Señora se encuentra con Jesús en el camino al Calvario (cf. Jn 19,25).

El quinto dolor de Nuestra Señora es la muerte de Jesús, ver al Hijo allí, crucificado, desnudo, muriendo.

El sexto dolor, el descenso de Jesús de la cruz, muerto, y lo toma en sus manos como lo había tomado en sus manos más de treinta años antes en Belén.

El séptimo dolor es el entierro de Jesús.

Oración

A continuación, la oración del Papa y de los obispos eslovacos a la Virgen de los Siete Dolores en el Santuario Nacional de Šaštín:

El Santo Padre:

En el nombre de Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El Santo Padre y los obispos recitan juntos la oración de consagración:

Nuestra Señora de los siete dolores,
nos hemos reunido aquí ante ti como hermanos, dando gracias al Señor por su amor misericordioso.

Y tú estás aquí con nosotros,
como estuviste con los Apóstoles en el Cenáculo.

Madre de la Iglesia y Consuelo de los afligidos,
nos dirigimos a ti con confianza,
en las alegrías y en las fatigas de nuestro ministerio. Míranos con ternura
y acógenos entre tus brazos.

Reina de los Apóstoles y Refugio de los pecadores, que conoces nuestros límites humanos, las faltas espirituales,
el dolor por la soledad y el abandono,

sana nuestras heridas con tu dulzura.

Madre de Dios y Madre nuestra,
te confiamos nuestra vida y nuestra patria,
te confiamos nuestra misma comunión episcopal. Obtennos la gracia
de vivir con fidelidad cotidiana
las palabras que tu Hijo nos ha enseñado
y que ahora, en él y con él,
dirigimos a Dios nuestro Padre.

El Santo Padre y los obispos:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El Santo Padre:

Oh Dios, que concedes a tu Iglesia
imitar a la bienaventurada Virgen María
en la contemplación de la pasión de Cristo,
otórganos, por su intercesión,
que nos configuremos cada vez más con tu Hijo unigénito y alcancemos la plenitud de su gracia.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

El Santo Padre:

Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.

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