Sacerdote salva niña de soldado de las SS y fue asesinado por él

Don Giovanni Fornasini, de 29 años, quería tanto a sus feligreses que le costó la vida

Giovanni Fornasini nació el 23 de febrero de 1915 en Pianaccio, un pequeño barrio periférico de Belvedere en la provincia de Bolonia, Italia. Su padre, Angelo, era carbonero, una de las personas que manufacturaban carbón vegetal. Su madre, Maria Gucci, y su hermano mayor, Luigi, componían el total de la familia.

Angelo fue herido en la Primera Guerra Mundial y ya no podía trabajar en su oficio. La familia se mudó a Porretta Terme, a unos 80 kilómetros de distancia, pero aún en la provincia de Bolonia. Allí, Angelo logró encontrar un trabajo como cartero. Maria consiguió trabajo también y la familia echó raíces en el pueblo.

Giovanni fue a la escuela local, pero no se graduó. Se desconoce si completó o no su educación elemental. Está documentado que, después de dejar la escuela, logró encontrar un trabajo como operador de ascensor en el Grand Hotel de Bolonia.

De adolescente, sabía que estaba llamado al sacerdocio

Giovanni sabía que estaba llamado al sacerdocio y, a los 16 años, fue aceptado en el seminario menor de Borg Capanne. Esta escuela cerró en 1932 y fue transferido al Pontificio Seminario ubicado en Bolonia. El 28 de junio de 1942, fue ordenado sacerdote.

Empezó su ministerio como sacerdote auxiliar en Sperticano, en la provincia de Bolonia. La parroquia tenía unas 400 personas y el padre Giovanni puso un interés especial en conocerlas a todas. Eran sus “hijos” y asumió esa responsabilidad con seriedad.

Su primera misa solemne fue el 12 de julio de 1942, en la iglesia de Santo Tomás en Sperticano. En su homilía, dijo al pueblo: “El Señor me ha elegido para ser un pilluelo entre los pilluelos”, transmitiendo sencillamente a la gente que él era como uno de ellos.

El 25 de julio de 1943, el joven sacerdote, tan solo un año después de su ordenación, hizo repicar las campanas cuando Benito Mussolini fue destituido del poder. (Mussolini fue ejecutado el 28 de abril de 1945). 

Los nazis le vigilaban

Los nazis eran conscientes de la implicación del padre Giovanni con los partisanos y le vigilaban de cerca. El joven sacerdote defendía a los indefensos feligreses de la crueldad y la opresión de los nazis. Había salvado muchas vidas y, tras escapar de las masacres iniciales de los nazis, continuó arriesgando su vida para salvar la de los demás.

El 12 de octubre de 1944, se estaba celebrando el cumpleaños de un comandante alemán en una escuela de Spertcano. Los asistentes bebían en abundancia, entretenidos por la ruidosa música mientras las prostitutas desfilaban por la pista de baile.

En el rincón se encontraba sentado el joven sacerdote, esforzándose como mejor podía por contener su furia. Pero ¿por qué estaba allí? Porque intentaba salvar a uno de los suyos. 

Durante el día, un oficial de las SS había visto a una chica en la rectoría entre otros evacuados. Decidió que quería que esta joven inocente formara parte de las celebraciones de la noche. Don Giovanni había salvado a muchas personas de su pueblo de los asesinos nazis. Ahora tenía a otra que salvar, a esta joven de la rectoría que el oficial nazi había llevado a la “fiesta”.

Los miró con aire amenazador toda la noche

El padre Giovanni se hizo notar en el evento. Para consternación de los juerguistas, él no dejó de mirarles con aire amenazador toda la noche. Los nazis no querían provocar a los feligreses locales, así que, increíblemente, el comandante ordenó al sacerdote que regresara a la iglesia con la chica por la que había venido.

Don Giovanni suspiró de alivio y ambos, él y la joven mujer, se marcharon. El sacerdote la había salvado.

A la mañana siguiente, Don Giovanni cargó en su mochila los óleos y el agua bendita necesarios para dar sepultura y subió por la rocosa carretera que llevaba a un lugar donde habían dejado cadáveres de personas ejecutadas o asesinadas.

Tenía intención de enterrar tantos como pudiera. Sin embargo, al llegar a la cima de la colina, vio al mismo oficial de las SS que se encaprichó de la joven el día anterior. El soldado alemán sacó su pistola, sonrió a Don Giovanni y, sin más, le dio un balazo en la cabeza.

Así terminó la vida de Don Giovanni Fornasini, de 29 años. Murió en oblatio vitae, es decir, ofreciendo su propia vida. Conocía las consecuencias de sus acciones y las aceptó por el amor de Dios y del prójimo. Murió el 13 de octubre de 1944.

El 21 de enero de 2021, el papa Francisco aprobó la causa para la beatificación de Don Giovanni.

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