¿Conoces el Decálogo de Buenas Prácticas en Liderazgo Humanista? 

Este decálogo es una relación de compromisos para hacer de las organizaciones lugares más humanos

Las organizaciones no son humanas, pero están formadas por personas. Si se realiza un profundo análisis de las organizaciones veremos que su bienestar y éxito depende del bienestar de las personas que la componen.

¿Qué energía motiva y alimenta la creatividad, el cuidado, la innovación, el progreso y el bienestar? El amor en sus diversas formas. 

Tradicionalmente, las estructuras organizativas se han establecido para apoyar el cumplimiento, mando y control; lo que a menudo desalienta el amor y crea políticas contra el amor en el lugar de trabajo. 

El resultado de este modelo empresarial ha sido una reducción del crecimiento, la productividad y la retención del talento en las empresas; así como una disminución del bienestar de los empleados. 

Esta conectividad reducida entre individuos también ha afectado negativamente a la sociedad, en un nivel superior. 

“Sin amor, la gente está trabajando y actuando con energía menguada y con capacidad reducida”.  Manuel Guillén, Presidente del IECO

Un decálogo inspirado en el amor

Las prácticas que proponen estas diez normas contribuyen a la máxima productividad de la organización; velan por la dignidad de las personas y su pleno desarrollo humano con un propósito ético. Todo ello, sin renunciar a los beneficios, respeto del planeta y la búsqueda de la contribución al bien común.

El Instituto para la Ética en la Comunicación y las Organizaciones de la Universitat de València (IECO) ha publicado este decálogo. 

Nace del fruto del trabajo de académicos y directivos/as empresariales llevado a cabo en el Real Colegio Complutense de Harvard (RCC); impulsado por el IECO y suscrito por la International Humanistic Management Association (IHMA). 

En línea con el Manifiesto, Michael Pirson (Fundador y Presidente de la IHMA) anima a todas las organizaciones que quieran adherirse a este Decálogo a comprometerse por crear una Cultura Humanista del cuidado, el compromiso y la confianza. 

Michael Pirson ,del IHMA y Manuel Guillén, del IECO
Michael Pirson ,del IHMA y Manuel Guillén, del IECO

IECO

Pirson es “experto del amor en las organizaciones. Observa cómo afecta el amor de forma positiva en la retención del talento, el crecimiento y éxito de las organizaciones. 

Así, el amor influye en factores como: el significado, el propósito, el bienestar, la motivación; la fe, el cuidado, el desarrollo espiritual, la identidad y el bienestar de cada persona en la organización afecta.

El profesor Manuel Guillén es Director del IECO, de la Cátedra de Ética Empresarial IECO-UV y representante de la Universitat de València en el RCC de Harvard. 

Guillén defiende que “una Cultura Humanista es aquella que busca verdaderamente el bien humano de todas las personas implicadas con la organización. Concilia el propósito organizacional y personal de todos sus miembros; fomenta una visión del trabajo digno, bien hecho, altamente productivo, y con sentido vocacional y de servicio”.

La cultura empresarial humanista del cuidado, el compromiso y la confianza

Este reto es un conjunto de compromisos inspirados en la lógica del amor. “Porque los empresarios y directivos deseamos seriamente poner a las personas en el centro de la actividad; para alcanzar la felicidad de todas las personas que intervienen en las empresas” apunta Guillén.

La propuesta de estas organizaciones con la cultura humanista, se comprometen a las siguientes prácticas:

El decálogo

1. Velar por la infinita dignidad humana y el desarrollo pleno de todas las personas.

2. Asegurar las condiciones de trabajo más dignas, de modo que todas las personas sean y se sientan tratadas como les gustaría ser tratadas; sabiendo preguntar, escuchar y responder a cada persona.

3. Promover la seguridad psicológica, fomentando la iniciativa, la responsabilidad y el reconocimiento, admitiendo la vulnerabilidad de todas las personas.

4. Contar con un propósito organizacional ético, que contribuya al máximo rendimiento de la organización y al pleno desarrollo humano, respetando nuestra casa común, el planeta.

5. Garantizar que el propósito organizacional ético, sea conocido, compartido y vivido por todas las personas de la organización.

6. Favorecer un alineamiento y equilibrio entre el propósito personal y el organizacional que contribuyan al bien común y al bienestar de todos los seres vivos del planeta.

7. Fomentar un trabajo bien hecho, ordenado, intenso y constante, que cuida los detalles, altamente productivo y con sentido vocacional y de servicio.

8. Impulsar comportamientos y fomentar buenas prácticas capaces de construir confianza y generar compromiso profesional, afectivo y moral con la organización.

9. Desarrollar herramientas e indicadores que midan y alineen los resultados de la organización y el beneficio empresarial; al mismo tiempo que evalúan el crecimiento personal en actitudes, habilidades y cualidades humanas.

10. Crear una cultura del cuidado, inspirada en la lógica del amor, que lleva a la búsqueda del verdadero bien de todas las personas implicadas con la organización.

El IECO ha creado la plataforma Decálogo IECO para adherirse a los compromisos desarrollados en este Decálogo de Buenas Prácticas en Liderazgo Humanista. 

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