La centralidad de la familia y de la fe, entre los valores más destacados de la selección que salió campeona del mundo en Catar dirigida por Lionel Scaloni, un hombre de gestos religiosos también
La selección argentina de fútbol campeona del mundo en Catar arribó a su país para celebrar con sus compatriotas la proeza deportiva. Con Lionel Messi a la cabeza, el avión arribó durante la madrugada y ya fue acompañado hasta el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cercano al aeropuerto internacional de Ezeiza, en plena madrugada, por miles de simpatizantes.
Durante el día se tenía prevista una caravana que recorriera principalmente la ciudad de Buenos Aires para que el plantel desfilara con la Copa Mundial. Para facilitar la concurrencia, el gobierno argentino decretó feriado nacional, medida que más allá de la polémica por su pertinencia ante el impacto nacional por una celebración en Buenos Aires formalmente paraliza la actividad en todo el país.
El decreto asegura lo siguiente: «La obtención del título en la Copa Mundial de Fútbol 2022 es un merecido premio para todos los integrantes de la Selección Argentina y su cuerpo técnico por su espíritu de lucha, esfuerzo, unión, perseverancia, trabajo en equipo y compromiso, quienes tuvieron el temple necesario para sobreponerse a las dificultades sin bajar jamás los brazos, y se constituyeron como un ejemplo incuestionable para todo el pueblo argentino, demostrando que con sólidos ideales, siempre juntos y unidos, se pueden alcanzar los objetivos propuestos».
Los obispos también reflexionaron
Lejos de cualquier mirada o lectura política, algunos de los valores enunciados en el decreto son los sostenidos en las miles de entrevistas que los medios de comunicación realizan a pie de calle para entender por qué millones de argentinos salieron a festejar la victoria final sobre Francia. Así lo entendieron también algunos obispos argentinos.
Reflexionando sobre la final, y sus vaivenes que la llevaron a ser reconocida por parte de la prensa internacional como la mejor final de todos los tiempos, el obispo Jorge García Cuerva, de Río Gallegos, expresó:
«Tenemos nuestros momentos de sufrimiento, y nos sentimos derrotados. Tenemos nuestros cansancios cuando la vida nos duele por tantas patadas recibidas. Pero podemos resurgir, y si el partido fue una locura como dijo Scaloni, seguir soñando las locuras de Dios: ser hermanos, construir un país más justo y fraternos, perdonarnos y tirar para adelante».
Sea en voz de los obispos, sea en voz del gobierno, o de los cientos de miles de aficionados que colmaron y colman las calles, rescatamos estos cinco valores que hacen de esta selección campeona del mundo, liderada por su entrenador Lionel Scaloni y su capitán Lionel Messi, un equipo digno de inspirar a jóvenes generaciones de deportistas.
1La centralidad de la Fe
Esta selección, así como otras de América, África, Asia y Europa, desterró por completo la idea que alguna vez circuló con fuerza en la FIFA previo al Mundial de Sudáfrica de prohibir a los deportistas expresar públicamente su fe. Scaloni antes de cada partido, Messi tras cada gol. Y gran parte del plantel, que incluso lo expresa en tatuajes, rosarios, estampas en el vestuario o imágenes en el vestuario, reza realizándose la señal de la cruz. Si bien habrá quien lo entienda como una cábala o una costumbre, o con un formato alejado de la práctica habitual parroquial, fueron abundantes las referencias explícitas y sentidas a la ayuda de Dios en esta selección. Lo mismo de parte de los atletas que profesan la fe islámica, durante todo el mundial. La fe en la selección de Scaloni no se impone, pero no se oculta.
En la propia sede central de entrenamiento de la AFA, en la que se concentran los futbolistas en el país, funciona una capilla, y participa de manera activa acompañando a los jugadores que lo deseen un capellán.
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