El Prelado expone que “acercarse a los evangelios es descubrir que Jesús de Nazaret también fue cancelado” y por tanto, resulta “muy aleccionador conocer cómo reaccionó en esa coyuntura”.
“El ‘humus’ principal de la cultura de la cancelación es la indiferencia”, subraya el Obispo y fue el primer reto al que se enfrentó Jesús ya desde antes de nacer.
En este sentido Mons. Munilla recuerda “uno de los versículos más dramáticos de los evangelios”: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1, 11). En este sentido, considera “muy elocuente la imagen de San José incapaz de buscar posada en su propio pueblo natal”.
A los pocos días de nacer, también experimentó Cristo “el rostro más agresivo de la cancelación” con la persecución generada por “la envidia y el odio de Herodes”, que llevó a la Sagrada Familia al exilio en Egipto.
Esta condición de refugiado de Jesús “nos lleva a reflexionar sobre el hecho de que, en nuestros días, sin muchas las personas a las que el acoso de la cultura de la cancelación les está llevando a sentirse extraños en su propia patria”.
Esta situación lleva a las víctimas de la cultura de la cancelación a vivir un triple dilema: “ceder, resistir o emigrar”, explica Mons. Munilla.
La cultura de la cancelación “siempre ha sido experta en generar odio” y a lo largo de la vida pública de Jesús se ha manifestado a través de “preguntas trampa” o en manipulaciones de sus palabras “retorciéndolas o sacándolas de contexto”, afirma el Prelado.
Esto es “algo muy propio de la estrategia de la cultura de la cancelación en nuestros días” que tiene, además, una especial predilección por contraponer la verdad y la caridad lo que para Mons. Munilla, es “la principal herejía contemporánea”.
Mansedumbre y firmeza ante el diablo
Frente a las diferentes estrategias de la cultura de la cancelación, Mons. Munilla subraya dos actitudes de Jesús: “Su actitud integra la mansedumbre y la firmeza”.
Esto se refleja en “el momento cumbre de la cancelación- es decir, la Pasión-” cuando Jesucristo combina “silencios heróicos” con “palabras humildes y certeras”.
“Jesús cancelado no se equivoca en ningún momento de enemigo, ya que sabe bien que su batalla no es contra hombres de carne y hueso, sino contra el diablo”, especifica el Prelado.
Mons. Munilla insta a que en esta Navidad “cada vez que veamos la imagen del Niño Dios, salga de nuestro corazón un beso lleno de ternura, ofreciendo simbólicamente nuestra acogida a Jesús cancelado”.
Al tiempo, anima a que “nos comprometamos a resistir, con tanta mansedumbre como determinación, ante la pretensión de cancelación del momento presente”.
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