María José García Crespo ha entrevistado a la galardonada de 2023, quien defiende los principios bioéticos: forma parte de un comité que supervisa las investigaciones científicas que afectan a seres humanos en África
Florence Oloo es una reconocida científica y defensora de los principios bioéticos en el continente africano. Como esto le parecía poco, ha puesto en marcha el proyecto Jakana de empoderamiento de la mujer keniana por el que ha sido galardonada con el Premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana.
El galardón, patrocinado por los Laboratorios René Furterer de Pierre Fabre, lo ha recogido de manos de S.A.R. Doña Teresa de Borbón dos Sicilias en Madrid.
La educación marca tu futuro
Nació en el seno de una familia numerosa, 3 chicas y 3 chicos. Su padre nunca hizo diferencias entre unas y otros. Siempre les inculcó lo importante que es la formación. Y no sólo eso. No debían conformarse con quedarse a mitad de camino.
Deseaba que dieran lo mejor de sí mismos y no se autoimpusieran límites. «Llegad cuanto más alto, mejor», les dijo. La educación es muy importante para el futuro. Y la joven Florence se lo tomó al pie de la letra.
Después de estudiar secundaria hizo prácticas en un laboratorio científico y se enamoró de la química. Había encontrado su camino.
Nuestra protagonista, cuyo nombre completo es Florence Jacqueline Achieng ’Oloo, es licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad de Nairobi y en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Roma. ¿Por qué filosofía? Mientras en España se elimina esta asignatura, ella quiso estudiarla en la universidad porque «la filosofía abre la mente» y ayuda a hacerte preguntas sobre la vida.
Sacó el doctorado en Ciencias Químicas por la Universidad de Agricultura y Tecnología, Jomo Kenyatta de Kenya. Trabajó como directora de una residencia de estudiantes y esta experiencia le enriqueció mucho para dar mucho fruto años después con el proyecto Jakana.
Premio Harambee.
En la actualidad, trabaja como profesora de Ciencias Químicas de la Technical University of Kenya y es miembro fundador del Comité Ético de Strathmore.
Ciencia, bioética y empoderamiento de la mujer keniana
Su preocupación por la bioética le llevó a crear, junto a otros colegas, un Comité que supervisa investigaciones científicas que puedan afectar a seres humanos. El Centre for Research in Therapeutic Sciences (CREATES) asegura que se apliquen los protocolos bioéticos internacionales y evita que los sujetos inscritos en investigaciones sufran daños en los ensayos clínicos.
Soluciones africanas para problemas africanos
En apenas seis años, el CREATES evalúa más de 300 estudios de investigación al año de todo el continente africano para ser aprobados según estándares internacionales. Más de 60 investigadores locales asociados a la Universidad de Strathmore, han acudido al Comité.
“El hecho de que los Comités éticos no proporcionen una revisión y supervisión adecuadas puede tener graves consecuencias. El bienestar de las personas es la principal responsabilidad en cualquier protocolo de investigación”, afirma la doctora Oloo.
El programa Jakana de empoderamiento de la mujer
La Dra. Oloo es la impulsora del Women Empowerment Program Jakana Kany Awegi para niñas y mujeres vulnerables. Kany Awegi es una localidad keniana situada a orillas del lago Victoria, cerca de la frontera con Uganda.
Cuenta con una población de más de un millón de habitantes, de los que el 51,5% son mujeres. Viven en una pobreza que se ha visto incrementada por el COVID, debido al cierre de escuelas y negocios. Lo que nos ha afectado en Occidente ha sido catastrófico para los países africanos como Kenia.
Abrir la mente y el corazón para mejorar la sociedad
Las niñas, sin educación y sin dinero, son presas fáciles de la pederastia o de una total dependencia de los maridos. Así, es prácticamente imposible que accedan a formación, puestos de trabajo o sean creadoras de empresas.
En el Centro Jakana ha diseñado un programa que lleva en el corazón. La mujer africana tiene un pensamiento abierto. Si se le da formación la aplica a su familia y su entorno. Por lo tanto, educar a la mujer africana tiene un efecto multiplicador en la sociedad.
«La mujer piensa de manera holística, tiene en cuenta su familia, su aldea y su hogar. Por eso tengo la certeza de que empoderar a la mujer es empoderar a toda su comunidad, y así al país entero. Este es el proyecto que llevo en el corazón.»
Florence Oloo
El Premio Harambee será una primera ayuda para impulsar este proyecto que ya ha generado un impacto positivo en mujeres del ámbito rural.
Florence ha sacrificado una exitosa carrera en Occidente. Piensa que personas como ella tienen que volver a su país para ayudar a su desarrollo. «Esto siempre lo he tenido muy claro en mi mente y en mi corazón. Volver aunque las cosas sean difíciles. Debes llevar la innovación para afrontar esos desafíos», afirma.
Valorarse como persona y como mujer
Esta doctora en Química veía que las chicas acababan secundaria y no hacían nada. Algunos padres les obligaban a casarse para obtener dinero. Otras acudían a la prostitución para cubrir sus necesidades más básicas…
Entonces, analizando la situación con sus colegas, y tras otras experiencias exitosas en Nairobi, decidieron diseñar un programa corto para chicas entre 18 y 30 años.
Un programa educativo, corto, de tres meses, en el que las mujeres reconocieran su valor, su dignidad, para devolverles la autoestima, inculcarles dotes de liderazgo y emprendimiento y proporcionarles mentoring y asesoramiento continuo.
A la vez, eligieron actividades con las que se pudiese hacer negocio, como cocinar algunos platos típicos para vender en el mercado, etc… Con escaso dinero veían crecer el negocio, poco a poco.
Algunas comenzaron el curso con ropa sucia y zapatos rotos, pero como el proyecto es holístico, acabaron valorando su imagen personal, vistiendo mejor y cuidando su higiene.
Por primera vez, estas jóvenes encontraron gente que les escuchase, que les tuviese en cuenta, personas a las que les importaba su presente y su futuro. «Ahora soy una mujer que puede salir adelante por sí misma», le contaba una de las alumnas a Florence.
Aunque el programa es muy corto, el resultado es muy evidente porque les cambia la vida. El éxito de este programa ha corrido como la pólvora y pasa de boca en boca.
El próximo curso va dirigido a la seguridad y sostenibilidad alimentaria, a través del empleo de la tecnología moderna en el cultivo de verduras, maíz, patatas… Con dicha tecnología consiguen, por ejemplo, llevar agua desde el río hasta sus huertos por irrigación.
Como además el nivel de nutrición es bajo, les van a enseñar a mantener una dieta variada y equilibrada, con la repercusión que ello tiene para la salud.
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