En su discurso, el Santo Padre explicó que el fundamento de su ministerio es “permanecer con el Señor”, ya que, de lo contrario, “nos buscaremos por encima de todo a nosotros mismos y, aunque nos dediquemos a cosas aparentemente buenas, será para llenar el vacío que hay en nosotros”.
A continuación, les pidió tener cuidado con el “carrerismo” (el deseo de hacer carrera), lo que definió como una plaga y “una de las formas más feas de mundanidad que podemos tener los clérigos”.
¿Qué buscáis en el sacerdocio?Ante la tentación de buscar la “receta fácil”, el Papa Francisco explicó que “Jesús en cambio empieza con una pregunta que nos invita a mirar dentro de nosotros mismos, a verificar las razones de nuestro camino”.
En este sentido, dirigió la misma pregunta a los seminaristas italianos: “¿Qué buscáis? ¿Cuál es el deseo que os ha impulsado a salir al encuentro del Señor y a seguirle por el camino del sacerdocio? ¿Qué buscáis en el Seminario? ¿Y qué buscáis en el sacerdocio?”.
“Debemos preguntárnoslo -aseguró el Papa-, porque a veces sucede que detrás de las apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, se busca en realidad la gloria humana y el bienestar personal”.
“Es feo cuando se pierde el sentido sacerdotal. Quizá buscamos el ministerio sacerdotal como un refugio tras el que escondernos o un papel con el que ganar prestigio, en lugar de desear ser pastores con el mismo corazón compasivo y misericordioso de Cristo”, subrayó.
Una verdad sin “máscaras ni maquillaje”Más tarde, recordó que la etapa de formación en el seminario “es el momento de hacer verdad con nosotros mismos, dejando caer las máscaras, los trucos, las apariencias”.
Por ello, en este proceso de discernimiento, invitó a los futuros sacerdotes a dejar que “trabaje en vosotros el Señor, que os hará pastores según su corazón”.
“Porque lo contrario es la máscara, el maquillaje, la apariencia, que es propia de los funcionarios, no de los pastores del pueblo, sino de los clérigos del Estado”.
Luego, el Santo Padre se dirigió a los obispos y les preguntó qué desean para el futuro de su tierra y el tipo de Iglesia con la que sueñan.
“Este discernimiento es hoy más necesario que nunca, porque en un momento en que ha decaído un cierto cristianismo del pasado, se ha abierto ante nosotros una nueva estación eclesial, que ha exigido y exige reflexionar también sobre la figura y el ministerio del sacerdote”, puntualizó.
El Pontífice indicó que ya no se puede pensar en el sacerdote “como un pastor solitario, encerrado en el recinto parroquial o en grupos de párrocos cerrados”.
“Necesitamos aunar esfuerzos y poner en común nuestras ideas, nuestros corazones, para afrontar ciertos retos pastorales que ahora son transversales a todas las Iglesias diocesanas de una Región”, señaló.
Luego, animó a los obispos a “dirigir todas las energías humanas, espirituales y teológicas hacia un único seminario. Digo único. Pueden ser dos, pero sumados: orientar hacia la unidad, con todas las variables que pueda haber”.
En este sentido, explicó que “no se trata de una opción logística o meramente numérica, sino orientada a madurar juntos una visión eclesial y un horizonte de vida sacerdotal, en lugar de dispersar las fuerzas multiplicando los lugares de formación y manteniendo pequeñas realidades con pocos seminaristas”.
El Papa precisó que no es fácil llevar a cabo este discernimiento, “pero hay que hacerlo y hay que tomar decisiones al respecto”.
“Este proceso se está iniciando en muchas partes del mundo, y es natural que haya cierta resistencia y cierto cansancio al dar este paso. Pero recordemos que el apego a nuestra historia y a los lugares significativos de nuestra tradición no debe impedir que la novedad del Espíritu trace caminos, sobre todo cuando el camino de la Iglesia lo requiere”, aclaró a continuación.
“Ojos abiertos y corazones atentos”Durante su encuentro con los seminaristas de Calabria, el Papa Francisco afirmó que “necesitamos ojos abiertos y corazones atentos para captar los signos de los tiempos y mirar hacia adelante”.
Para lograrlo, recomendó a los seminaristas y a los obispos discernir “lo que el Espíritu Santo quiere para sus Iglesias”.
Asimismo, el Papa Francisco centró su mirada en los obispos eméritos y explicó que están llamados a servir “con gratitud a la Iglesia de una manera acorde con su estatus”. “No es fácil pedir la excedencia; a todos se les exige un esfuerzo para pedirla”, señaló el Santo Padre, e indicó que “es una gracia del Espíritu aprender a despedirse”.
Por último, invitó a los seminaristas a hacer un estilo de formación “que esté siempre vivo y que no dependa de lo externo, sino de la fuerza del Espíritu Santo”. “Y sobre esto tomad decisiones con valentía, con coraje. El Señor os acompañará siempre. Juntos, en fraternidad. ¡Y adelante con confianza y alegría!”, concluyó el Santo Padre.
Publicar un comentario