Madrid celebra en la Asunción a la Virgen de la Paloma, patrona popular de la ciudad

MADRID, 15 Ago. 21 (ACI Prensa).- Cada 15 de agosto, la ciudad de Madrid, capital de España, se engalana para celebrar la Solemnidad de la Asunción a través de la Virgen de la Paloma, una de las advocaciones marianas más queridas de España.

Curiosamente no es la patrona de la Archidiócesis de Madrid, que en realidad es la Virgen de la Almudena pero muchos madrileños la reconocen como “patrona popular” y veneran el cuadro que se encuentra en el interior de la parroquia “Virgen de la Paloma y San Pedro el Real”, en el barrio de La Latina, en el centro de Madrid.

Es también patrona de los bomberos, que en este día descuelgan del retablo el gran lienzo enmarcado para que procesione por las calles de la ciudad. Una celebración a la que suelen asistir más de 600.000 personas. 

La historia de la pintura se remonta a 1787, cuando una vecina del barrio, Isabel Tintero, observó a unos chicos jugando en la calle con un lienzo que encontraron tirado junto a otros objetos en un solar cercano. Tintero compró el cuadro, lo limpió, enmarcó y colgó en el portal de su casa.

Con el paso del tiempo, la devoción a la imagen creció y adquirió fama entre los madrileños, que le atribuyeron diversos milagros. Las mujeres embarazadas acudían para pedir a la Virgen un buen parto y después regresaban con los niños para agradecerle los felices nacimientos.

También llegaban a ella parejas de novios que le pedían un matrimonio santo.

Curiosamente la pintura, que representa a Nuestra Señora de la Soledad, muestra a una Virgen con un pequeño abultamiento en el vientre. Los expertos todavía no saben con certeza quien fue su autor y continúan investigando al respecto.

“Sabíasque los bomberos de #Madrid son los encargados de bajar a la virgen de la Paloma el día 15? #curiosidades pic.twitter.com/digSoyNJdK”

— Edward Novho Fadhez (@Edwmad) agosto 17, 2014

Su devoción adquirió tales proporciones que incluso las reinas María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV (rey de España de 1788 a 1808) e Isabel II (reinó de 1830 a 1904) fueron muy devotas.

Muestra de este fervor fue la curación de uno de los hijos de la reina María Luisa, gravemente enfermo. La monarca encomendó la salud del niño a la Virgen de la Paloma, que le sanó.

La reina, como agradecimiento, acudió con las damas de su séquito a la capilla ya construida a donar el traje más rico de su hijo y ordenó que el gasto de iluminación corriera por cuenta de palacio.

La Virgen recibía tantos fieles que la capilla quedó pequeña y fue necesario construir una iglesia. Fue también Isabel Tintero quien recogió las limosnas para su construcción, que tuvo lugar en 1795. Años más tarde se tuvo que construir en el mismo lugar un nuevo templo, inaugurado en 1912.

El lienzo sobrevivió a la Guerra de la Independencia (1.808-1814) y la Guerra Civil Española (1936-1939), en cuyo tiempo estuvo escondida en el cabecero de una cama y en los sótanos de una farmacia para que los republicanos no la destruyeran.

El 15 de agosto uno de los momentos más esperados al finalizar la Misa es cuando el cuerpo de bomberos descuelgao la imagen de la Virgen ante los aplausos, vivas y cantos que los fieles le dedican.

Una vez bajada, la Virgen es llevada en procesión en una carroza (antiguamente se colocaba en un coche de bomberos) con el Arzobispo de Madrid al frente y acompañado por decenas de sacerdotes, seminaristas y autoridades.

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