“En esta mañana del 24 de diciembre quiero invitarles a que demos gracias por el regalo que Dios ha hecho a nuestra pobre humanidad. Nos ha regalado a su único hijo para que en El tengamos vida y salvación”, dijo el Purpurado en la homilía de la Misa de ordenación que presidió en el Santuario de los Mártires Mexicanos de Guadalajara.
“Esta noche lo contemplaremos recién nacido del seno purísimo de la Santísima Virgen María, envuelto en signos de pobreza, de sencillez y de humildad. Dijéramos para provocar en nosotros toda confianza y podamos acercarnos a Él como a la fuente de nuestra verdadera vida y salvación. Demos gracias a nuestro Padre Dios por este regalo”.
El Cardenal explicó luego que, “nosotros, como pobre humanidad, no le hemos construido ningún templo para que Él esté presente. Él se ha construido, como escuchamos en la primera lectura, un templo vivo que es Jesucristo nuestro Señor”.
“Por eso les dirá a sus contemporáneos ‘destruyan este templo’, refiriéndose a su persona, a su cuerpo, ‘y en tres días lo reedificaré’, refiriéndose a su resurrección y a su pertenencia a la vida para siempre”.
El Arzobispo de Guadalajara destacó que “el templo, el lugar de la presencia permanente de Dios entre nosotros es Jesucristo, su Hijo, nacido de María para nuestra salvación. Demos gracias a Dios por este misterio”.
“Al mismo tiempo, hermanos y hermanas, demos gracias porque este misterio del Dios encarnado, el Dios hecho hombre, el Dios vivo y presente entre nosotros, no es una idea, no es una abstracción de nuestra mente. El Dios encarnado, el Dios hecho hombre lo podemos ver, lo podemos escuchar y palpar en los signos que Él mismo ha elegido para hacerse presente entre nosotros”.
El Cardenal Robles resaltó también que, “para no buscar muy lejos, aquí están estos signos: 29 jóvenes que van a recibir hoy el sacramento del orden en el grado de los diáconos, y 4 jóvenes que van a recibir el presbiterado como participación del sacerdocio único de Cristo”.
“En estos hermanos que ustedes conocen, que ustedes han tratado y que ustedes seguirán tratando, Cristo se va a hacer verdadera y realmente presente, sacramentalmente presente”.
El Arzobispo subrayó que estos diáconos y sacerdotes, reciben la gracia “de hacer vivo y presente a Jesucristo en medio de su pueblo. Los diáconos como servidores de sus hermanos, los presbíteros como administradores de la gracia y de la salvación en bien del pueblo de Dios”.
El Purpurado mexicano indicó que los diáconos, los sacerdotes y los obispos, pese a “nuestra pobreza y nuestra indignidad, se vale Jesucristo de nosotros para ser palpable su presencia. Démosle gracias por la, por así decir, permanente encarnación y nacimiento de Jesucristo en la pobreza de neutra humanidad y en los signos que Él elige para seguir encarándose en nuestra vida, en nuestra historia, en nuestra Iglesia”.
“Vivamos este momento con fe, con agradecimiento y con mucha esperanza”, alentó.
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