Las películas se basan en los escritos y la vida del autor irlandés Frank McCourt, famoso por sus memorias sobre su infancia en Limerick, Irlanda, ‘Las cenizas de Ángela’
Las películas navideñas infantiles, como las películas infantiles en general, tienden a clasificarse en dos categorías: obras de animación clásica, normalmente cuentos antiguos, que son tranquilas, honestas y encantadoras, y obras de animación digital, normalmente alocadas, que tienen todas el encanto de un sueño febril o de una travesía alucinatoria por el metaverso.
Una agradecida excepción a la norma la encontramos en dos gemas ocultas en Netflix: La Navidad de Ángela (2017) y La Navidad de Ángela 2 (2020). Estas películas cortas conmovedoras de Damian O’Connor combinan la animación digital con la narración clásica, todo envuelto en un hermoso lazo católico.
La primera película, La Navidad de Ángela, se basa en una historia infantil de Frank McCourt, el autor de Las cenizas de Ángela.
De hecho, la familia del escritor estuvo estrechamente implicada en su creación: Ellen, la viuda de McCourt, fue productora ejecutiva de la película, y su hermano Malachy la narra.
Ellen dijo: “El sueño de mi marido Frank era ver este delicada y pequeña historia navideña transformada en un cuento clásico de Navidad. Con cuidado y persistencia, Brown Bag Films y 9 Story han hecho realidad ese sueño. Estaría emocionado con La Navidad de Ángela, ¡al igual que lo está toda la familia!”.
El Niño tiene frío
Ambientada en el Limerick de la década de 1910, La Navidad de Ángela cuenta la historia de una pobre familia irlandesa –una madre, doblada por Ruth Negga, y sus cuatro hijos, Tom, Pat, Ángela y Aggie– en Noche Buena.
Durante la misa en la iglesia de su calle, a Ángela, con casi seis años, se le mete entre ceja y ceja que el niño Jesús en el portal de Belén debe de tener frío. Se queda atrás y agarra la estatua de la iglesia, embarcándose en un tenso viaje para llevarlo en secreto a casa y mantenerlo calentito en su cama.
Al descubrir el robo, la madre de Ángela recuerda una historia de su padre, en su propia casa fría, cuando nació Ángela, lo cual motiva que la pequeña tome una difícil decisión: “El niño Jesús tiene que volver a su casa”.
La secuela, La Navidad de Ángela 2, no está basada en un libro de McCourt, pero O’Connor supervisó la obra y la contrastó con los recuerdos del propio Malachy para asegurarse de que seguía la línea de su legado.
El resultado es una historia un poco más larga y más emotiva si cabe. Ángela y su hermano Pat deciden sorprender a su madre por Navidad trayendo de vuelta a Limerick a su padre –que, según descubrimos, había embarcado hacia Australia para trabajar–. Primero planean cavar hasta allí; cuando su plan falla, unen fuerzas con la hija de un veterinario local para infiltrarse en un barco.
El deseo de Angela
Sin embargo, su madre les tiene reservados su propia sorpresa navideña. Y, cuando Ángela y Tom regresan a casa derrotados, los niños pronuncian un deseo de Navidad que, en un momento maravillosamente ejecutado, se hace realidad.
La historia termina donde empezó La Navidad de Ángela: en misa con el niño Jesús (Ángela está encantada de mostrarle su sorpresa navideña) y en su humilde hogar.
La locura frenética de muchísimos entretenimientos infantiles está totalmente ausente, pero (hablando por propia experiencia), las dos películas de O’Connor tienen una autenticidad y un cuidado que cautivará la atención de toda la familia.
Para empezar, la música es espléndida, en especial las dos canciones principales de Darren Hendley. En la primera película, escuchamos la tierna Angela’s Song (que tiene una versión interpretada por Dolores O’Riordan, cantante de The Cranberries, que suena en los créditos y que es la última grabación de O’Riordan antes de su fallecimiento en 2018).
Y en la segunda, escuchamos una canción melancólica y de estilo gaélico, Place In Your Heart. En un esfuerzo por recaudar dinero, Ángela y Tom cantan esta canción a unos hoscos hombres irlandeses que beben sus pintas en un bar bajo una imagen del Inmaculado Corazón de María, cortando su corazón de inmediato en dos como quien corta leña:
Estas dos son películas infantiles en las que se abordan con diestra mano temas profundos como la ansiedad, el sufrimiento y la separación, acompañados de momentos de alivio cómico con humor de carcajadas (e incluso de algún ataque de risa incontrolable).
Y todo ello, en última instancia, es una celebración del gran amor, la esperanza y la fe cristianos de Ángela y su familia, reunidos en su humildad en torno al niño Jesús, el cual, conviene repetir, es el verdadero centro de la Navidad.
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