En la última audiencia general antes de Navidad, el Papa Francisco ha querido saludar a una familia de migrantes forzados de Afganistán que ha ayudado a venir a Roma desde el Campo de Acogida de Lesbos
El papa Francisco ha querido recordar, a unos días de la Navidad, el dolor de los refugiados y de los migrantes al final de la audiencia general del miércoles, 22 de diciembre de 2021.
Un gesto de esperanza ha sido la acogida de hoy por parte del Papa Francisco hacia un niño afgano y su familia en el aula Pablo VI del Vaticano.
Con los gastos pagados y la intermediación de la Santa Sede, la familia que se encontraba en el Campo de Refugiados de Movrovouni de Lesbos en Grecia se ha trasladado por avión a Roma.
El niño de un año y medio de edad tiene una enfermedad, no especificada por fuentes vaticanas, y recibirá tratamiento médico en la ciudad eterna con la ayuda del Papa y la familia del menor tendrá la asistencia de la comunidad de San Egidio.
«Es una cuestión de humanidad”. Al final de la audiencia general el Papa lanzó un llamamiento a los gobiernos europeos para que compartan la responsabilidad de acoger a los migrantes forzados que tocan a la puerta de Europa desde el Mediterráneo, según la posibilidad de cada nación.
Francisco pidió a los líderes que permitieran a las iglesias locales acoger a los refugiados.
Y recordó sus encuentros con la «humanidad herida» de migrantes durante su reciente viaje a Chipre y Grecia (del 2 al 5 de diciembre).
El pontífice se mostró entristecido por el hecho de que «sólo unos pocos países europeos soportan la mayor parte de las consecuencias del fenómeno migratorio en la región mediterránea».
Esta realidad, insistió, requiere «una responsabilidad compartida por todos, de la que ningún país puede prescindir».
Abrir los corazones
El Papa dio la bienvenida a un grupo de migrantes que, en primera fila, representaban a las diez personas que llegaron a Italia el 16 de diciembre por voluntad del Obispo de Roma.
«Nos ocuparemos de ellos como Iglesia en los próximos meses», explicó el pontífice, que espera que esta pequeña señal «sirva de estímulo para otros países europeos».
El Papa pidió entonces a los países del Viejo Continente que permitan que «las realidades eclesiales locales se hagan cargo de los demás hermanos y hermanas que necesitan urgentemente ser trasladados, acompañados, promovidos e integrados».
De hecho, aseguró, «hay muchas Iglesias locales, congregaciones religiosas, organizaciones católicas, que están dispuestas a acogerlos y acompañarlos hacia una integración fructífera».
“Sólo hay que abrir una puerta, la del corazón…No dejemos de hacerlo esta Navidad». En septiembre de 2015, había llamado a todas las parroquias de Europa a acoger a una familia migrante, anunciando que las dos parroquias del Vaticano harían este gesto.
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