"Por eso he compuesto más de 50 canciones para celebrar a las familias. ¡Marcan la diferencia en una sociedad!"
El sacerdote Zezinho compartió en su red social un comovedor testimonio sobre sus padres con discapacidad -ellos no nacieron con esas limitaciones físicas, sino que las tuvieron en los últimos años de su vida. “Ambos supieron afrontar con fe sus cruces. Los vi y aprendí de ellos”, relata el sacerdote brasileño.
Discapacidad y capacidad
Al reflexionar sobre el significado de tener padres con discapacidad y sobre a qué se refieren esas limitaciones, el sacerdote prosiguió:
«Discapacidad» nunca ha sido lo contrario de «capacidad». Hay personas discapacitadas que carecen de algo y no por eso pierden la eficacia y la capacidad. Y hay personas capaces en casi todo, pero son discapacitados en el sentimiento y el compañerismo: su corazón está lleno de desviaciones…
Mis padres vivieron los últimos doce y diez años de sus vidas sin poder moverse. Mi padre por un accidente en la columna y mi madre por la pérdida de las dos piernas. ¡Era gravemente diabética!
Ni ellos, ni la familia, ni yo escondimos su situación. Ambos supieron enfrentar sus cruces con fe. Yo lo vi y aprendí con ellos».
El fallecimiento del padre
“Vi los últimos momentos de mi padre en 1952. Murió en paz, sosteniendo una vela encendida que mi madre colocó en su mano. Por la mañana anunció que ese día moriría y mi madre incluso bromeó con él. Murió a las 6 de la tarde, cuando sonó la campana de la capilla del Conventinho para la misa. ¡Tenía 52 años!”
El fallecimiento de la madre
“Yo estaba en Alemania predicando a portugueses e italianos cuando murió mi madre. El padre Mauro, mi superior, dijo que me llamaría cuando empeorara la neumonía. Ella insistió en que no me llamaran. Dijo que yo era de la Iglesia y de la congregación y que estaba cumpliendo mi función de padre. De hecho, ella me había advertido que si le pasaba algo, ¡tendría que cumplir con mi misión! De hecho, no fue posible volver”.
50 canciones para celebrar a las familias
Al compartir las lecciones de vida proporcionadas por sus padres con discapacidad en la etapa final de sus vidas terrenales, el padre Zezinho concluyó:
“Mis padres estaban físicamente discapacitados, pero los corazones de ambos eran muy capaces de enfrentar las dificultades sin grandes quejas. Mi padre tenía un dolor insoportable en los huesos. Pero vi su esfuerzo por superarse a sí mismo. Yo tenía 11 años cuando él murió. Lloré en silencio, porque era lo que mi padre esperaba de mí. Por eso he compuesto más de 50 canciones para celebrar a las familias. ¡Marcan la diferencia en una sociedad!»
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