Cuando saludaba a varios sacerdotes y obispos en el Aula Pablo VI al final de la audiencia, uno de sus asistentes se acercó al Santo Padre con un teléfono móvil.
Con un gesto, el Papa Francisco le pidió al siguiente sacerdote que aguarde para poder atender la llamada.
El Santo Padre tomó el teléfono y conversó durante unos 30 segundos aproximadamente. No se sabe con quién ni sobre qué dialogó con la persona que lo llamó.
Algo similar ocurrió el pasado 11 de agosto, también al concluir la Audiencia General en el Aula Pablo VI, cuando conversó por teléfono durante unos dos minutos.
En esa ocasión el Santo Padre se retiró brevemente del aula y luego volvió para seguir con los saludos.
En la Audiencia General de hoy, el Papa Francisco reflexionó sobre la Navidad, “el evento del cual no puede prescindir la historia: el nacimiento de Jesús”.
“Queridos hermanos y hermanas, quisiera invitar a todos los hombres y las mujeres a la gruta de Belén a adorar al Hijo de Dios hecho hombre”, dijo el Santo Padre.
“Cada uno de nosotros, acerquémonos al pesebre, que encuentre en su casa o en la Iglesia, o donde sea, e intente realizar un acto de adoración en el interior: yo creo que Tú eres Dios, que este niño es Dios, por favor, dame la gracia de la humildad para poder entender”, animó el Papa Francisco.
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