5 maneras en que la pandemia ha cambiado nuestro cuerpo

El estrés por aislamiento sumado al miedo a perder la vida a causa del virus repercutió en una serie de efectos que se pueden observar en la salud

En su mensaje para la 28º Jornada Mundial del Enfermo, en febrero de 2020, el papa Francisco se dirigió a la clase médica:

“[] Vuestra profesionalidad, animada por la caridad cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida.

Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo».

Ni siquiera el Papa podría haber predicho cuán importantes serían los médicos en los próximos meses, con la proliferación de la pandemia de covid-19.

Un año y nueve meses después del inicio de los confinamientos y con el terror de ver el rápido aumento en el número de muertes e infecciones, las consecuencias de la pandemia continúan preocupando a la comunidad médica.

Además de los problemas pulmonares y los efectos secundarios de la infección por coronavirus, los expertos están comenzando a ver los efectos de menos de dos años de pandemia en el cuerpo y en la salud de las personas, según un informe del periódico británico The Guardian.

Muchos de los problemas son el resultado del estrés tanto por el riesgo de vida que representa el virus como por quedarse en casa.

Mira los cinco problemas principales a continuación: tanto del virus potencialmente mortal como de quedarse en casa.

Caída del pelo

El estrés libera en el organismo una hormona llamada cortisol, producida por las glándulas suprarrenales, y está asociada a la caída del pelo. Además de la propia infección por coronavirus, que provocaría la caída del cabello, lo que ocurriría en un 78% según una encuesta del Instituto de Tricologistas (IoT), en Inglaterra.

La caída del cabello en la pandemia, que afecta tanto a hombres como a mujeres, también puede consistir en una condición llamada efluvio telógeno. Es una interrupción temporal en la producción de cabello en ciertas áreas del cuero cabelludo.

Ojos secos y cansados 

La pandemia nos ha obligado a muchos a pasar el día en casa con la cara centrada en una pantalla. Esto no tiene ningún efecto beneficioso en los ojos. Primero, cuando trabajamos frente a la computadora, parpadeamos cinco veces menos de lo que normalmente parpadeamos, y esos parpadeos son incompletos, por lo que nuestros ojos se secan más.

Y la llamada luz azul, que emana de los monitores, cansa los ojos. A la larga, puede provocar: degeneración macular asociada a la edad (DMAE), cataratas y fotoqueratitis (quemaduras en la córnea).

Dientes astillados

Los consultorios dentales comenzaron a sentir los efectos de la falta de consultas para la mayoría de sus pacientes durante la pandemia. Aplazar limpiezas, exámenes y otros tratamientos generaron problemas más profundos que los profesionales ahora luchan por revertir.

Otro problema que ha aparecido con frecuencia es el de los dientes astillados o rotos como consecuencia del bruxismo. Es el hábito de rechinar los dientes durante el sueño. Tuvo un incremento del 71% en Estados Unidos debido al estrés provocado por la pandemia, según un estudio de la Asociación Dental Americana.

Irritaciones y enfermedades de la piel

Otro órgano que sufre el estrés provocado por la pandemia es la piel. Empieza a desarrollar inflamaciones como rosácea, eczema y psoriasis, enfermedades que suelen consistir en condiciones psicosomáticas.

Lavarse las manos con frecuencia, lo que todos debemos hacer para prevenir la propagación del virus, también puede dejarlas secas, más propensas a agrietarse. Esto lo señalan los médicos de primera línea que se lavan las manos más de 100 veces al día.

Pies más grandes

Esto no está científicamente probado, pero muchos pacientes informan dificultades para ponerse los mismos zapatos que usaban antes de la pandemia. Como si, después de haber estado sin zapatos más ajustados durante tanto tiempo, sus pies se hubieran expandido durante la pandemia.

Los profesionales todavía trabajan con diferentes hipótesis. Por ejemplo, que los zapatos siempre serían ajustados, pero solo ahora, dada la falta de costumbre, la gente estaría notando el malestar. Los problemas articulares y los tendones desgarrados en la región del tobillo también se hicieron más frecuentes después de la pandemia.

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