Presentado el texto que el Papa Francisco regala a gobernantes, líderes de la cultura y de la economía que le visitan en el Vaticano
El papa Francisco ha sorprendido pidiendo a un laico africano, Aboubakar Soumahoro, presentar en el Vaticano, este martes 21 de diciembre, su Mensaje para la 55ª Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2022).
Una revolución espiritual pidió Soumahoro, 40 años, de Costa de Marfil, quien ha abogado por los derechos laborales de los agricultores migrantes en Italia, la mayoría braceros africanos explotados por la mafia italiana y empresarios sin escrúpulos.
Precisamente, el papa Francisco denunció en su mensaje anual por la paz que a muchos de los migrantes las leyes nacionales no los reconocen y son inexistentes. Invisibilidad que los expone a diversas formas de esclavitud y privados de un sistema de asistencia social que los proteja.
El pontífice sostiene que la paz no puede llegar cuando solo un “tercio de la población mundial en edad laboral goza de un sistema de seguridad social, o puede beneficiarse de él sólo de manera restringida”.
Inclusive, denuncia el crecimiento de la mafia, la misma que explota a braceros africanos en Italia. “La violencia y la criminalidad organizada aumentan en muchos países, sofocando la libertad y la dignidad de las personas, envenenando la economía e impidiendo que se fomente el bien común”.
“La respuesta a esta situación sólo puede venir a través de una mayor oferta de las oportunidades de trabajo digno”, escribió el Papa Francisco.
Según el Banco Mundial, «hoy en día hay casi 100 millones de personas más en el mundo que viven en un estado de empobrecimiento debido a la pandemia de Covid-19».
Así lo subrayó Soumahoro que también es portavoz del Movimiento ‘Invisibles’ en Italia durante la rueda de prensa de presentación del Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz en la sala de prensa de la Santa Sede.
Revolución espiritual
«La pandemia habrá exacerbado sin duda el estado de empobrecimiento, pero es una condición preexistente».
«Estamos hablando de personas que no pueden satisfacer sus propias necesidades vitales y las de sus familias debido a las crecientes desigualdades materiales. Hoy, toda la creación espera impacientemente ser liberada de la esclavitud de la corrupción del espíritu de codicia», añadió.
«Junto a los gritos de los pobres y de la tierra, también es urgente abordar el desconcierto espiritual que crea, entre otras cosas, un vacío de sentido que involucra a todos -intergeneracionalmente- y que genera tanto el egoísmo como el individualismo en nuestra sociedad gobernada por el dios dinero», señaló Soumahoro.
Además indicó que «para hacer frente a estos desafíos, debemos tener el valor de lanzar una revolución espiritual capaz de entrar en la dinámica de la vida real, también para reconstruir el sentido de pertenencia a la misma comunidad humana».
Finalmente, todo esto «requiere la idea de una acción social y política popular y no populista. Una política capaz de devolver la esperanza y no exasperar el sufrimiento, uniendo y federando a personas diferentes pero que comparten necesidades y sueños comunes”.
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