Con motivo de la novena previa a la fiesta de la Inmaculada Concepción, Mons. Fernández explica que “María Santísima sale a nuestro encuentro para mostrarnos sin palabras que existe una humanidad nueva, una nueva manera de vivir”.
Esta forma diferente de experimentar la vida, “lo que toda persona humana está llamada a ser” se puede contemplar en María que es nuestra madre y “modelo de vida humana divinizada”.
En el recorrido del Adviento que nos lleva a la Navidad, el Prelado dirige la mirada a María que se nos presenta como “la plenamente redimida por el amor de su hijo, que se ha hecho hombre en su vientre virginal”.
En su carta semanal, el Obispo de Córdoba recuerda que “María, en previsión de los méritos de su Hijo Jesucristo, fue liberada de todo pecado”.
Se trata de un “privilegio especial y singular” que se le ha concedido “para ser mediadora de esa gracia purificadora para todos los humanos”.
“Lo que a ella se le ha dado ya al comienzo, a nosotros se nos quiere dar como plenitud al final”.
Mons. Fernández anima a tomar conciencia de cómo el saludo entre los cristianos “Ave María Purísima” hace que María se convierta en la referencia “de una vida que supera la monotonía aburrida de nuestros vicios y pecados”.
“Con ella todo lo bueno es posible, porque ella nos anuncia que Dios está de nuestra parte, que Dios es aliado -nunca enemigo ni rival- del hombre”, subraya el Obispo.
“María es promesa cumplida. Dichosa tú María, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Ave María Purísima, sin pecado concebida”, concluye.
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