El papel vital de las mujeres en la seguridad alimentaria y la paz

Vaticano, 23 May. 23 (ACI Prensa).- La actitud de cuidado de las mujeres desempeña un papel fundamental en la lucha contra el hambre y en el cultivo de la tierra. Esta actitud se manifiesta dentro de cada familia y comunidad, y se ha reconocido como una vía privilegiada para construir la paz y erradicar el hambre en el mundo, según ha recordado el Papa Francisco en varias ocasiones.

El 22 de mayo, en Roma, se llevó a cabo un evento organizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Gregoriana, con el objetivo de reflexionar sobre el papel único de las mujeres en la erradicación del hambre desde la perspectiva de la ecología integral.  

El evento, titulado "Mujeres y seguridad alimentaria: un vínculo para reforzar", fue realizado en colaboración con la Misión Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos y el Foro de Roma de Organizaciones No Gubernamentales de inspiración católica. 

El grupo de expertos destacó la estrecha conexión entre las mujeres y la seguridad alimentaria. Reconocieron que solo al ayudar a las mujeres se podrá alimentar tanto las mentes como los cuerpos de comunidades enteras. 

Importante papel de la mujer  

La importancia de empoderar a las mujeres en el ámbito de la agricultura y la seguridad alimentaria es fundamental para garantizar la sustentabilidad y el bienestar de las comunidades en todo el mundo. 

Tras la jornada de estudio, las conclusiones fueron confiadas a Mons. Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA. 

En diálogo con ACI Prensa Mons. Chica Arellano destacó que los expertos involucrados en la mesa de discusión subrayan “el importante papel de la mujer en la agricultura y en la erradicación del hambre”.  

“Muchas mujeres -continuó-en todo el mundo trabajan muy duro cultivando la tierra y, al mismo tiempo, aportando su imaginación, fuerza y creatividad a sus familias. Aquí se ha hecho un llamado para que se den más pasos para permitir que las mujeres armonicen todas sus facetas: su trabajo hacia afuera y dentro del hogar. También se ha hablado mucho de la visibilidad del trabajo de la mujer, que a menudo queda oculto”.  

Precisamente, a pesar de ser tan productivas e ingeniosas como sus homólogos masculinos, se enfrentan a numerosas dificultades para acceder a la tierra, el crédito, los mercados, la educación y la atención sanitaria, y lo que es más, su trabajo a menudo permanece invisible y no es remunerado.  

Por ello, Mons. Chica Arellano exhortó para que la voz de las mujeres sea más “escuchada en las decisiones fundamentales para el sector agrícola. Cuando se permite que una mujer participe en la administración, se abre espacio para toda una comunidad”. 

Según datos recientes de las Naciones Unidas, las mujeres que se dedican a la agricultura representan más de una cuarta parte de la población mundial, mientras que en los países en desarrollo constituyen alrededor del 43% de la mano de obra.  

Además, en todo el mundo, las mujeres rurales son las que pagan el precio más alto por el cambio climático y la destrucción del medio ambiente, ya que los fenómenos extremos destruyen sus medios de vida, limitando su acceso a los recursos y su capacidad de recuperación.  

Más allá del compromiso con la agricultura, gran parte de lo que hacen las mujeres es atribuible a su actitud de cuidado dentro de cada familia y comunidad. Y es precisamente la cultura del cuidado-como la llama el Papa Francisco- la que constituye una vía privilegiada para construir la paz y erradicar el hambre.  

Mons. Fernando Chica Arellano explicó “que donde está la mujer se genera vida. Donde está la mujer se genera dinamismo creativo y excelencia. Porque las mujeres no son amigas de la mediocridad. Aquí se han presentado propuestas maravillosas para que la comunidad internacional, los estados, los organismos regionales y las personas individuales puedan unir iniciativas y así reconocer, potenciar y asegurar que el trabajo de la mujer sea valorado”.  

Reforzar el vínculo entre las mujeres y la seguridad alimentaria 

El objetivo de la jornada de estudio, por tanto, fue una ocasión para reflexionar sobre la importancia de reforzar el vínculo entre las mujeres y la seguridad alimentaria, conscientes de que sólo permitiéndoles desarrollar todo su potencial se podrá alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional para todos. 

“Quiero agradecer esta oportunidad que me han dado y también quiero decir que la Santa Sede, junto con los Pontífices y el Papa Francisco, está muy interesada y sigue con gran intensidad todo lo relacionado con el mundo agrícola y el desarrollo de todo el potencial de la mujer”, anotó Mons. Chica Arellano.  

A continuación, compartieron algunas experiencias prácticas la ONG New Humanity sobre su labor en Burundi: mujeres protagonistas del desarrollo comunitario en el medio rural; la Asociación Comunità Papa Giovanni XXIII  con la experiencia del microcrédito agrícola para las mujeres de Zambia; y la Asociación Rural Católica Internacional (ICRA) que realiza proyectos de formación para mujeres en zonas rurales. 

La moderación estuvo a cargo del P. Stefano Del Bove, de la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Gregoriana. Asimismo, la jornada de estudio fue una ocasión para recordar la memoria de la profesora emérita de la Facultad de Filosofía, Giorgia Salatiello, fallecida prematuramente el 3 de noviembre de 2022, quien dedicó muchos años de investigación al tema de las mujeres y de la seguridad alimentaria. 

 

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