Al dirigirse a los misioneros presentes en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice resaltó que, para la Iglesia, “el anuncio no es un aspecto opcional o marginal, sino una dimensión vital, ya que nace apostólica y misionera, configurada por el Espíritu Santo como comunidad en salida”.
Además, afirmó que “la misión es oxígeno para la vida cristiana, que sin ella enferma y se marchita y se vuelve fea”.
El Santo Padre destacó algunas de las labores de los misioneros, como “la animación misionera de las comunidades locales, la sensibilización de los jóvenes en los seminarios, la animación vocacional, la contribución a la redacción de documentos misioneros a diversos niveles, o la sinergia con otras realidades eclesiales”.
De este modo, les invitó a “seguir adelante con valentía, para que la fuerza del Espíritu encuentre siempre en la Iglesia y en el mundo mentes y corazones deseosos de sembrar la Palabra y de llevar a todos la alegría del Señor Resucitado, rompiendo barreras y favoreciendo la construcción de una sociedad fundada en los principios evangélicos de caridad, justicia y paz”.
Más tarde, recordó las “dimensiones fundamentales” de la misión establecidas por San Pablo VI, como son “el testimonio, la predicación de la Palabra, la catequesis y la celebración de los sacramentos”.
Por ello, el Papa Francisco pidió a los misioneros seguir este “estilo” y puntualizó que “no se trata de hacer proselitismo”, sino de “anunciar a Cristo sobre todo con el testimonio de vida”.
Asimismo, el Santo Padre les pidió acoger especialmente a los pobres y olvidados “con espíritu de inclusión y servicio”.
También les alentó a alimentar su vida y su apostolado "con la Palabra de Dios, la Eucaristía y la oración”.
“Porque la misión, como la comunión -explicó el Santo Padre-, es ante todo un misterio de la gracia. No es obra nuestra, sino de Dios; no la hacemos solos, sino movidos por el Espíritu y dóciles a su acción”.
“La misión y la comunión brotan de la oración, se forjan día a día en la escucha de la Palabra de Dios, escucha hecha en la oración, y tienen como fin último la salvación de los hermanos que el Señor nos confía”, añadió.
En ese sentido, afirmó que “a la Iglesia no le interesa el asistencialismo. Ayudar sí, pero ante todo evangelizar, dar testimonio”.
“Si prestáis ayuda, que sea desde el testimonio, no desde métodos proselitistas”, advirtió el Papa Francisco.
Por último, recordó a los misioneros que “la misión no es un proyecto empresarial o corporativo, ni tampoco humanitario o proselitista”, y les pidió que sus encuentros y decisiones estén “siempre marcados por la escucha de la Palabra, por la celebración eucarística y por la oración”.
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