Celebraron en Santiago del Estero (Argentina) a Nuestro Señor del Mailín, instancia cargada de fuerte devoción
Pese a la lluvia, se estima en 200.000 los peregrinos que participaron de la Fiesta Grande del Señor del Mailín, una de las más piadosas demostraciones de religiosidad popular del norte argentino.
Según publicó la prensa local, la edición de este año duplicó en fieles la del año pasado, con peregrinos que arribaron hasta este pueblo de Santiago del Estero, convirtiéndolo en uno de los hitos religiosos de la provincia, el más concurrido de los celebrados en torno a la Fiesta de la Ascensión.
La lluvia y el mal tiempo obligaron a reprogramar el sitio de algunas misas, que del árbol histórico y el templete fueron trasladadas al santuario. Pero no cesaron los peregrinos a pie, a moto, a bicicleta, en micros, congregados ante la santa imagen. Tampoco los servidores de los peregrinos, aquellos que en gratitud por su propia peregrinación salen anualmente al socorro de quienes como ellos son devotos del Señor de los Milagros de Mailín.
La prensa local estimó en 200.000 los peregrinos que desde el miércoles hasta el domingo dieron su presente en la villa, números que sorprendieron particularmente durante miércoles o jueves, cuando se estimaba que se estaba duplicando la cantidad de peregrinos con respecto al año pasado.
Gobierno de Santiago del Estero
Encuentro fraterno
El lema de la celebración de este año fue «Señor de Mailín, que nuestro caminar sea encuentro fraterno en tu santuario», propuesta que se une a la reflexión sinodal emprendida por la Iglesia en todo el mundo.
La misa central del domingo estuvo presidida por el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic, y entre la multitud de fieles se encontraba no solo el gobernador local Gerardo Zamora, sino también el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio «Chiqui» Tapia, quien desde la obtención de la Copa del Mundo ha manifestado en distintos santuarios y espacios de fe su gratitud.
En su homilía, monseñor Bokalic evocó la historia de «amor y esperanza» de la Cruz, y recordó que somos todos herederos de esa historia, y que no se entiende Santiago del Estero, sin esta devoción. «Somos todos igualitos aquí, qué hermoso es el Señor que nos hermana, que hace desaparecer tantas barreras», expresó.
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Hallada en un árbol
El origen de la devoción se remonta a finales del siglo XVIII, cuando un anciano de nombre Juan Serrano vio una luz que brillaba dentro del hueco de un árbol de algarrobo y al acercarse halló esta cruz con Cristo crucificado pintado.
El Señor forastero -como se le reconoce cariñosamente- habría sido llevado por aborígenes hasta el lugar en el que lo halló Serrano, luego de varias noches de ver una luz emanando desde allí. La cruz pintada de unos 35 cm de altura con un transversal de 23 cm parece pertenecer, por impronta artística, de la Escuela de Quito.
La voz se fue corriendo, y los peregrinos aumentando con las gracias. Y pronto la capilla quedó chica. Ya en el siglo XX, luego de más de cien años de devoción continua, se erigió su santuario, a unos 200 metros del árbol del hallazgo, donde se la conserva dentro de una vitrina.
Ubicada a 140 kilómetros de la capital, Mailín, que no tiene más de unos pocos miles de habitantes, recibe cientos de miles de peregrinos tanto en esta Fiesta Grande como en la Fiesta Chica, en septiembre, cumpliendo lo que se anuncia en el templete citando el Evangelio de San Juan en lengua aborigen: Anajmanta Tuicuita. Nockamanapa Musaj (Desde lo alto, todo lo atraeré a mí).
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